El monumento al General Espartero de Logroño (España) está situado en el Paseo del Espolón. Representa al político y militar Baldomero Espartero (1793–1879) montado a caballo. Fue inaugurado el 23 de septiembre de 1895.2 Es precisamente ésta la ciudad en la que falleció el general, donde había residido parte de su vida.
Su caballo es famoso por poseer unos «atributos» notables. Por eso se dice: «los tiene más grandes que el caballo de Espartero».
Joaquín Baldomero Fernández-Espartero Álvarez de Toro (Granátula de Calatrava, Ciudad Real, 27 de febrero de 1793 – Logroño, 8 de enero de 1879) fue un general español, que ostentó los títulos de príncipe de Vergara, duque de la Victoria, duque de Morella, conde de Luchana y vizconde de Banderas, todos ellos en recompensa por su labor en el campo de batalla, en especial en la Primera Guerra Carlista, donde su dirección del ejército isabelino o cristino fue de vital importancia para la victoria final. Además, ejerció el cargo de virrey de Navarra (1836).
Su padre había encauzado su formación para un destino eclesiástico pero la Guerra de la Independencia lo arrastró desde muy joven al frente de batalla, que no abandonó hasta veinticinco años después. Combatiente en tres de los cuatro conflictos más importantes de España en el siglo XIX, fue soldado en la guerra contra la invasión francesa, oficial durante la guerra colonial en el Perú y general en jefe en la ya mencionada Primera Guerra Carlista.
Vivió en Cádiz el nacimiento del liberalismo español, senda que no abandonaría jamás. Hombre extremadamente duro en el trato, valoraba la lealtad de sus compañeros de armas —término que no gustaban de oír los demás generales— tanto como la eficacia. Combatió en primera línea, fue herido en ocho ocasiones y su carácter altivo y exigente lo llevó a cometer excesos, en ocasiones muy sangrientos, en la disciplina militar.
Convencido de que su destino era gobernar a los españoles, fue por dos veces presidente del Consejo de Ministros y llegó a la Jefatura del Estado como regente durante la minoría de edad de Isabel II. Ha sido el único militar español con tratamiento de Alteza Real y, a pesar de todas sus contradicciones, supo pasar desapercibido los últimos veintiocho años. Rechazó la Corona de España y fue tratado como una leyenda desde bien joven.