Galicia es el lugar ideal para vivir experiencias marineras. Es un turismo temático con el que podrás un respirar momentos irrepetibles y sensaciones intensas. Acompañar a los profesionales del mar en una jornada de pesca, cocinar tus propias capturas, conocer el pulpo, las bateas, descubrir cómo se ‘cultivan’ berberechos, almejas y navajas…
En Galicia el mar dibuja un paisaje exclusivo a lo largo de sus costas. El encanto de sus rías se fusiona con excepcional patrimonio cultural siempre ligado al atrayente mundo marítimo y pesquero y a su rica gastronomía fundada a base de las viandas que nos brinda el océano.
Vive verdaderas experiencias marineras en Galicia: cocina pulpo en a Costa da morte con una ruta de 3 días
La espectacular belleza de A Costa da Morte se resume en vertiginosos acantilados, playas salvajes de arena blanca y fina, dunas móviles y marismas. Es el santuario de la cría y reproducción del pulpo. Así que os proponemos una escapada de 3 días para disfrutar de este manjar en todo su esplendor, pescando, cocinando, saboreando y viviendo el mar como un oriundo más.
Una ruta en la que, partiendo desde Carnota, visitaremos los hórreos más grandes de Galicia y pasearemos por una de las playas más hermosas del mundo. Conoceremos el puerto de Lira, subiremos a la lancha de un pescador para vivir una jornada de pesca deportiva sostenible y aprenderemos a cocinar pulpo.
Día 1:
Para comenzar con las experiencias marineras de Galicia os proponemos un paseo por este pueblo tranquilo de Carnota. Uno de sus elementos más característicos es el hórreo de estilo “fisterrán”, con cuerpo rectangular de granito y estrechas rendijas cinceladas en su anatomía. Destacan dos en dimensión y monumentalidad: el de Carnota y el de Lira. El hórreo de Carnota está considerado Monumento Nacional y, oficialmente, es el más grande de Galicia. Tiene una longitud de 34,76 metros y está soportado por 22 pares de pies. Además, forma un excepcional conjunto arquitectónico con la iglesia de Santa Comba, la casa rectoral y un palomar.
En coche llegaremos al núcleo urbano de Carnota hasta llegar a su plaza. Desde aquí es fácil llegar al hórreo de Lira, una impresionante construcción rural.
Día 2:
Una jornada de pesca en el mar de Lira.
Habrá que madrugar para aprovechar la jornada de pesca deportiva y sostenible que os proponemos en la Reserva Marina de Interés Pesquero Os Miñarzos. Tras el desayuno, iremos al puerto de Lira, Portocubelo, bajando desde el mismo pueblo.
Os maravillará ver el puerto con pequeñas lanchas naseiras a pie de playa, cabeceando levemente sobre sus aguas cristalinas. Tras la intervención de sus habitantes que en 1966 acudieron al rescate de 166 náufragos de la Fragata Ariete, y los sacaron del agua y los alojaron en sus casas, se construyó el primer dique de abrigo de este puerto.
Los pescadores del pueblo nos iniciarán en la pesca deportiva sostenible.
Embarcamos sobre las 9,30 de la mañana en la lancha de uno de los pescadores del pueblo. Lo habitual es que sea el apodado Pepe da Cacha quien nos guíe en esta jornada de pesca. Hombre que nos iniciará en el arte de la pesca, desde cómo montar la caña o tirar el hilo hasta cómo poner la carnada.
Sargos, maragotas, pintos, fanecas o xulias son especies que podremos pescar, respetando siempre los tamaños, vedas y topes de capturas por ser, además, zona de especial protección. Tendremos también la posibilidad de practicar la pesca “sin muerte”, devolviendo las capturas al mar.
Os emplazamos a que aprovechéis vuestras propias capturas para la comida. Podéis convenir con el patrón su preparación en el barco o en alguna taberna marinera o restaurante de la zona. Cocinarán vuestra pesca al modo tradicional, en deliciosa caldeirada, parrilla o acompañada de exquisitas salsas marineras. Incluso podéis entrar hasta los fogones y participar vosotros mismos, aprendiendo los distintos tratamientos culinarios que merecen estos productos recién salidos del mar.
Playa de Carnota
La sobremesa no podrá ser más estimulante que con un paseo sobre la blanca y fina arena de la playa de Carnota, una de las más bellas de Galicia. Esta media luna de siete kilómetros forma un conjunto único de dunas y marismas con una laguna interior que acoge comunidades animales y vegetales de gran interés.
Os recomendamos partir del mismo corazón de la playa, donde la desembocadura del río Valdebois ofrece un maravilloso espectáculo en la zona conocida como Boca do Río. Los aficionados a la observación de las aves deben saber que éste es el refugio de muchas especies durante sus movimientos migratorios y uno de los pocos lugares de Galicia donde anida la píllara papuda.
Volvemos a Lira para entregarnos al rey de los productos locales, el pulpo, que encuentra en este mar un hábitat excelente para su cría y reproducción. Os proponemos participar en un taller gastronómico organizado por un restaurante y albergue local. Además de ayudarnos a obtener el punto exacto de cocción, nos mostrarán formas alternativas de preparar este cefalópodo. A la parrilla, con almejas o en paté son algunas de las posibilidades que nos ofrecerá su cocinera.
Listos para su degustación, el lugar idóneo es la terraza del local. Abierta al mar de Lira, proporciona una vista inmejorable a la playa de Portocubelo. Si es verano, afinando el ojo alcanzamos a ver la playa de Carnota en forma de grandes lenguas de arena.
Día 3:
Visitamos una antigua caseta de pescador convertida en museo.
Para acabar con las experiencias marineras de Galicia, En la mañana de la despedida volveremos a Portocubelo. Aqui visitaremos la emblemática Caseta de Pepe do Cuco. Es una antigua caseta de pescador restaurada y convertida en museo, que resulta un lugar pintoresco y donde se ofrece la mejor interpretación de la vida marinera de esta villa. Encontramos lanchas típicas de madera, antiguas artes de enmalle para la pesca de la sardina y nasas para atrapar el pulpo, usadas tradicionalmente por estos pescadores.
Dos mariscadoras harán de guías
El museo contiene el único cascadeiro visitable de Galicia, una instalación donde antiguamente se curtían las artes de enmalle, sumergiéndolas en un preparado a base de cáscaras de pino para evitar que se pudrieran en el mar. Otro gran aliciente es la compañía de dos mariscadoras del pueblo, con larga tradición familiar. Son las anfitrionas perfectas, porque además de un gran conocimiento de su oficio, su particular manera de contar multiplica el atractivo de la visita.
El recorrido incluye la lonja y una antigua fábrica de salazón de sardina, hoy abandonada. Lo culminamos en la taberna del puerto, tomando una suculenta tapa acompañada de historias de pescadores.