Conservadores del siglo XXI
Hay que reconocerle a las tres colaboraciones entre Philippe de Chauveron y el actor
Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho? (2014),
Con los brazos abiertos (2017) y la que nos ocupa— haber sido capaces de iniciar una línea de comedias abiertamente reaccionarias desde un punto de vista bastante actual. Hablamos de filmes que desde la comedia mainstream francesa se adscriben a las ideas xenófobas que representan Marine Le Pen y su Agrupación Nacional.
Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho… ahora? continúa la senda del largometraje previo: gags que suenan a chistes de bar a costa de los inmigrantes, a los que se añaden retazos autoparódicos. Quien haya disfrutado con los juegos de réplicas, contrarréplicas y enredos de la primera entrega, probablemente encuentre valores suficientes en esta secuela para pasar una tarde agradable. En sí misma, no suma casi nada a la mirada más populachera que popular de la original, e incide nuevamente en abrazar las dinámicas del capitalismo como modo de acabar con los conflictos del conservador medio en las sociedades globalizadas. Por ello, más allá de su escaso peso como ficción, es un producto sociológicamente interesante.
Lo mejor:
Para rastrear las derivas del conservadurismo popular de nuestros tiempos, tiene interés
Lo peor:
Se limita a saquear ideas y situaciones de la primera entrega