James Wan se doctora como maestro del terror con un desasosegante y perturbador thriller paranormal que asusta incluso a los más avezados amantes del género
Avalado por las notables dosis de mal rollo que transmitía la muy eficaz Insidious, una de las mejores películas de terror, si no la mejor, del último lustro, James Wan que, en otro orden de cosas, es el ideólogo de la saga Saw, y en absoluto responsable de su posterior desgaste y decadencia, sigue aquí escarbando en las posibilidades éticas y estéticas del thriller paranormal clásico reubicado en la modernidad.
Wan es ya, por derecho propio, el gran maestro del cine de sustos de la primera década y media de siglo. Repescando armas y munición vieja, en torno a la trilladísima iconografía de la casa encantada y la pesquisa sobrenatural, el director del próximo episodio de A todo gas se revela artesano superdotado, remozando estereotipos, matizándolos, como hacen los buenos cultivadores del género, con dosis de tensión irrespirables.
Lo deslumbrante no es el qué, no precisamente original por otra parte, sino el cómo. Expediente Warren: The conjuring te coloca en estado de nervios desde el minuto uno y no te libera de la losa del desasosiego hasta el último minuto. Wan es un excelente administrador de sustos, un gestor brillante de los tempos de la intriga, un magnífico albañil del suspense. Su película, rodada con cuatro perras, es un ejemplo de integridad narrativa, de realización modélica, de construcción del terror en torno a lo visible y lo invisible con una planificación que ejecuta la ya testada destreza rítmica del padre de la saga Saw. Expediente Warren: The conjuring es formalmente brillante, y produce imágenes escalofriantes con una facilidad pasmosa.
El libreto es una caja de sorpresas, toda una rareza en un género tan degradado como este; los giros de la trama te descolocan, y Wan sabe sacarles partido como solo se lo sacan los grandes artesanos del género. Cine de terror que, como Insidious, da miedo y te deja aturdido. La culpa es del brillante narrador, no hay duda, pero también de Vera Farmiga y Patrick Wilson, aliados del brillante James Wan en la forja de una atmósfera terrorífica casi irrespirable.
Lo mejor:
Que da miedo de verdad
Lo peor:
Que alguien pueda despreciarla por ser una "simple" película de género