Postapocalipsis now
La de Bong Joon-ho es una de las filmografías más completas y eclécticas del cine internacional en lo que llevamos de siglo. Ha tocado casi todos los palos y en todos ha dejado impresa su impronta, definiendo un estilo personal e intransferible que es vanguardia y referente del cine asiático contemporáneo. La buena noticia es que no se ha dejado corromper por Hollywood y aledaños. Su debut en el cine internacional y angloparlante se salda con una rotunda reafirmación de estilo. Bong tiene el timón de la película y se nota. En resumidas cuentas: no se ha traicionado a sí mismo.
Snowpiercer (Rompenieves) es una delirante pesadilla postapocalíptica en la que mucho ven retazos de la ciencia-ficción marciana y milenarista de Jeunet o Gillian. Pero en realidad esos quiebros de tono y concepto tan barrocos son seña de identidad de un director con mundo propio. Bong no reniega, más bien al contrario, de la personalidad "viñetera" del libreto, de hecho la enfatiza y cultiva con esmero, brindando una deslumbrante lección de planificación en espacios angostos, de generación de atmósferas y de rítmica narrativa incontenible.
Sí, Snowpiercer (Rompenieves) es un prodigio técnico, la película, además, de un virtuoso del lenguaje mestizo del género múltiple. La cinta flirtea con la ciencia-ficción de apocalipsis, la comedia negra y el drama social en medio de un estudio de personajes muy certero, con barniz tragicómico entre esperpéntico y grotesco, que es una de las señas de identidad del cine del director coreano. Pero debajo de la contundente puesta en escena, que es lo que marca distancias con propuestas afines con menos pedigrí estético y conceptual, lo nuevo del director de Memories of Murder transita por caminos muy trillados.
De Bong siempre esperas excelencia, pero en su nueva propuesta el quid de la cuestión es el enésimo polvorín social resultante de una crisis planetaria que ha puesto a la Humanidad en jaque. Un mundo marcado por la feroz lucha de clases entre los pobres y los ricos en un arca de Noé en el que las tensiones sociales han de estallar por los aires más pronto que tarde. En fin, que el hilo argumental de Snowpiercer (Rompenieves) está, lamentablemente, muy trillado. El sello Bong certifica denominación de origen, y la película está brillantemente filmada. Pero el armazón dramático no deja de ser una voluminosa colección de estereotipos de género apenas procesados, muy escasamente matizados. Película solvente, sin duda, que además reivindica como actor a un Chris Evans que últimamente se está viniendo arriba, pero lejos de la relevancia y espesor que se espera de la película de uno de los nombres clave del cine popular universal del momento
Lo mejor:
Una cuidadísima puesta en escena
Lo peor:
Demasiados estereotipos de género