Andoni Rosa Ruiz
El Museo Guggenheim acoge del 8 de abril al 18 de septiembre de 2022 la exposición Motion. Autos, Art, Architecture. Una glorificación de la historia de los automóviles y, más concretamente, de sus diseños, los cuales han marcado tendencias y generaciones. La exhibición es el resultado de la evolución del arte y la belleza vistos a través de las carrocerías de los automóviles. Un vistazo al pasado para entender el futuro. Todo esto de la mano de Norman Foster, presidente de la Norman Foster Foundation y del por supuesto prestigioso museo Guggenheim, patrocinado por Iberdrola y Volkswagen Group.
Vinculando el transporte con otras manifestaciones del arte, así como la pintura o la fotografía, las múltiples salas – las cuales analizaremos más adelante – representan la evolución histórica de una sociedad. Esto expresó el mismo Norman Foster en la rueda de prensa del 5 de abril, buscaba “lograr hacer más con menos”. Es decir, según avanzamos por los diversos salones que componen la exposición, podemos observar la evolución del ser humano a través de los múltiples modelos y sus características. Por ejemplo, el tupido y sólido contorno del Fiat Nuova 500 (1957), fabricado como respuesta a la falta de acero y combustible en los años de posguerra.
De vuelta a la exhibición, los colores vivos y el acero brillante son las estrellas presentes en todas las obras. Porque cada coche es eso: una obra de arte, y así lo demuestra Norman Foster. Las piezas expuestas son una expresión y un reflejo de lo que acontecía en la época. De las debilidades y las fortalezas, las amenazas y las oportunidades. Las llantas, el trazo de las ventanas, el dibujo del volante… todos los detalles son dignos de admiración y la exposición un medio para hacerlo. Las paredes del museo separan momentos históricos, un recorrido que se transforma en la oportunidad de viajar al pasado.
PRIMERA SALA: Beginnings
En la primera sala se presentan los primeros vehículos que prescindieron del uso de animales para su funcionamiento. Gracias a esto, las ciudades quedaron libres de las enfermedades y los olores provocados por estos animales. La forma del automóvil evolucionó del primitivo cuadrado a las aerodinámicas figuras actuales. Esta parte incluye un ejemplar del Porsche Phaeton (1900), que cuenta con motores eléctricos en los cubos de las ruedas, el mismo sistema que utilizó el primer vehículo de la NASA que recorrió la superficie lunar.
SEGUNDA SALA: Sculptures
Adentrados en los años 50, encontramos cuatro de los más bellos automóviles del momento. Destacan por su excelencia técnica y belleza, junto con grandes artistas como Henry Moore con su escultura Figura recostada. La carrocería de los vehículos de esta sala, hecha a partir de piezas de metal doblegadas por los propios artesanos, es otra de las similitudes con el arte que encontramos en el itinerario del museo.
TERCERA SALA: Popularising
Un salto en la evolución del transporte en el que el automóvil se convirtió en símbolo de prosperidad y recuperación. La Segunda Guerra Mundial dejó una huella muy grande en la industria. Sin embargo, la creatividad de los artistas les permitió innovar y ante las dificultades y la escasez de materiales crearon modelos más compactos y asequibles así como El Escarabajo.
CUARTA SALA: Sporting
Dedicada al diseño de automóviles para la carrera. Competiciones como la Fórmula 1 sirvieron de marco para lucir los más atrevidos diseños de la época que, junto con el sonido de los motores se convertían en el motivo de deleite de muchos. Estos coches rivalizaron a las estrellas Hollywoodienses contemporáneas.
QUINTA SALA: Visionaries
Representa el futuro hipotético que muchos diseñadores preveían. Basándose en las utopías que rondaban las mentes de los soñadores a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, se llevaron a cabo carrocerías de lo más espectaculares y futuristas. Fueron más allá, aprovechando el impulso de las nuevas tecnologías de las turbinas, la automatización, la energía nuclear y los motores a reacción. Una nueva forma de explorar los límites del movimiento.
SEXTA SALA: Americana
La sexta sala es una oda a Estados Unidos y al impacto que tuvo el automóvil en el país (y el país en el automóvil). La economía, los paisajes, el estilo de vida… ha sido moldeado por la influencia automovilística. El romanticismo de la carretera, la famosa Ruta 66… son elementos que definen la historia de un país marcado por los motores. Todo esto queda reflejado en la exposición y en las obras presentes de fotógrafas como Dorothea Lange o Marion Post Wolcott o las pinturas de Robert Indiana y Ed Ruscha.
SÉPTIMA SALA: Future
Dedicada a aquellos estudiantes de diversas escuelas de arquitectura que, tal y como lo hicieron los pasados diseñadores, se atreven a mirar al futuro y a compartir sus visiones Es el final perfecto a la historia del automóvil. El culmen que cierra una de las exposiciones más completas sobre arte y diseño sobre ruedas.
Así, las luces de cada sala no solo iluminan el chasis de los carruajes, sino el camino hacia el futuro del transporte. Nuestros protagonistas apuestan por la descarbonización y por el uso de energías renovables (el sol, el aire y el mar). Los 40 automóviles expuestos representan el cierre de un ciclo en la producción de vehículos basados en los combustibles fósiles y da paso a una nueva era. La electricidad pasará a ser la principal herramienta de movimiento. En suma, esta energía permitirá el aplanamiento de la base del coche (eliminando los tubos), lo que implica una mayor libertad en la creatividad del diseño. Es la respuesta a un planeta que lanza una señal de socorro ante la crisis climática provocada, en mayor o menor medida, por el uso del carbono. Un elemento químico que si bien supuso una salvación de las enfermedades provocadas por los animales que empujaban los carros, hoy en día representa uno de los mayores problemas a escala global.
De esta forma, MOTION. AUTOS, ART, ARCHITECTURE es la clausura perfecta para esta etapa de contaminación y el amanecer de una nueva era verde. Es la oportunidad de rememorar y representar al ser humano a través del transporte y el arte. Una ocasión para disfrutar de los coches más característicos que marcaron las épocas y las vidas de muchas personas. Eso sí, debemos ser conscientes de la singularidad de este evento dado que bien por su dificultad de transporte o por su gran volumen, no podremos disfrutar de la exposición en otros museos, o al menos así lo han expresado tanto Foster como Juan Ignacio Vidarte, director ejecutivo del museo.