Algunos establecimientos han optado por reinventarse y mantener su actividad ofreciendo productos para llevar
En la calle Ledesma, una de las principales arterias de la hostelería en Bilbao, ya no hay terrazas ni clientes en el interior de los locales. Los bares y restaurantes permanecen cerrados con el objetivo de frenar el aumento de contagios. Al ritual de beber café, leer la prensa o tomar el vermú, le ha sustituido desde hace dos semanas barras improvisadas y colas en distintos establecimientos.
Ante esta situación, la mayoría de bares y restaurantes han optado por mantener su actividad ofreciendo productos para llevar. El ‘take away’ es, por ahora, la única opción de venta permitida. “Es la única forma que tenemos para ganar algo y sobrevivir”, afirma Inmacaluda Fernández, camarera del Restaurante Nicolás en la calle Ledesma. Este establecimiento, referente en Bilbao, continúa ofreciendo comida tradicional vasca, su especialidad. Fernández dice que está viniendo poca gente y que sale poco rentable, pero reconoce que es mejor eso a bajar la persiana. “Por lo menos tenemos algún ingreso”, explica con resignación.
Como parte positiva, Fernández comenta que el Restaurante Nicolás cuenta con una clientela fiel. Mari Tere Rodríguez es una de esas clientas habituales. Antes de la pandemia nunca había pedido nada para llevar, ella prefiere tomarse el café en el local. “Ahora no me queda otro remedio”, afirma. “Este servicio no me parece mal”, señala, “es como ir a la panadería o a cualquier tienda”.
Quien también se ha apuntado al ‘take away’ es la cafetería El Tilo de Mami Lou, que ofrece repostería casera belga. Natalia del Rey, trabajadora del establecimiento, explica que es el “único medio” que tienen para subsistir. “Nosotros tenemos suerte, porque tenemos una clientela fiel”, comenta. Además, del Rey recalca que la especialidad de la tienda son los dulces caseros: “Son especiales, los elaboramos nosotros mismos, la gente viene a por ellos o nos los encargan”.
En un sentido más escéptico se pronuncia José Ramón Amondarain, propietario del Bar Joserra, ubicado en el barrio de Indautxu. Para él, supone un esfuerzo mantener el local abierto y seguir ofreciendo comida para llevar, pero comenta, con cierto conformismo, que es mejor eso que no hacer nada. Ante la pregunta de si es rentable o no, Amondarain es claro: “Rentable, lo justo”. Y finaliza la frase con un “pero bueno”.