Margarita Ledo, cineasta, presenta «Nación»
Una entrevista de Alba Martín
La investigadora, pensadora y cineasta Margarita Ledo dirige “Nación”, un proyecto en el que muestra la lucha de varias mujeres trabajadoras que llevan más de 20 años intentando “cambiar la mentalidad” de la sociedad y “conseguir respeto”. Una película que pone el foco en diferentes extrabajadoras de Pontesa, una fábrica gallega que cerró incumpliendo los acuerdos con su plantilla -la mayoría femenina-, la que lleva más de 20 años reclamando 2,5 millones de euros. En “Nación” se mezcla lo documental con lo performativo para mostrar que todo va más allá de la reivindicación del trabajo.
En “Nación” cuenta una historia de reivindicación proletaria, pero desde un punto de vista íntegramente femenino. ¿De dónde nace todo?
Yo tenía idea de lo que era Pontesa, una fábrica gallega en la que la mayoría de los puestos de trabajo estaban ocupados por mujeres que entraban muy jóvenes. Siempre me había llamado la atención porque se organizaron muy pronto: entraron en el comité de empresa, participaban en cualquier manifestación en espacios públicos… y eran muy jóvenes. Un día estaba buscando información sobre ello y encontré un vídeo que había realizado una cooperativa cultural. Ahí aparecía una trabajadora mayor liando un cigarrillo mientras contaba su experiencia. Ella era una extrabajadora de Pontesa y dijo una frase que llamó mi atención: “No trabajéis nunca gratis, por favor. ¡A la mierda!”. Así que decidí ir a buscar a esta mujer, Nieves Lusquiños, para hablar con ella y que me contara su historia. Ahí descubrí que todavía están en juicio por lo que pasó.
Con la frase que comentas de Nieves es con la que empieza la película. ¿Es una manera de alertar a todas las mujeres?
En las proyecciones, las mujeres, en su mayoría jóvenes, piensan lo mismo. Siempre me comentan que parece que Nieves habla para ellas. Ahí se crea una relación directa con las espectadoras. Es como si no existiera ninguna barrera.
Muchas mujeres trabajaban en Pontesa para escapar del campo y del espacio doméstico…
Claro. Ellas trabajaban desde niñas sin ningún tipo de compensación. Todas las mujeres con las que hablé me decían que cuando les pusieron la paga semanal en la mano, el mundo cambió para ellas. Contaban que, aunque lo tuvieran que entregar íntegro en casa, sentían que ya contaban para la sociedad. Esto lo sienten a flor de piel.
Estas mujeres llevan veinte años en esta lucha. ¿Ellas piensan que está perdido?
Ellas saben que la justicia es lenta, que es oscura y que tiene patrón, pero no por eso dejan de estar ahí. A mí esto me conmueve. Hay algo extraordinario, que es establecer otra temporalidad y otras pautas que no tienen que ver con la pauta dominante. Es también lo que hace el feminismo en la sociedad patriarcal, meter otra línea, incluso otra temporalidad. Mete tensión. Me gusta mucho. Se van creando momentos emancipatorios.
Ya no es solo un objetivo económico. Ya es el hecho de conseguir respeto…
¡Exacto! Es justo ese término el que utilizarían ellas. Cambiar la mentalidad y conseguir respeto.
En “Nación” también hay una parte performativa que se combina con lo documental…
Todas mis películas tienen una parte performativa. Al trabajar con material real, con archivos que constatan… me interesa mucho la utopía, la memoria, lo invisible como parte de lo real. Ahí entra la figura de la esfinge, muy mitológica y muy temida por los hombres porque apaga la oscuridad. Es lo que queremos: apagar la oscuridad que hay sobre las mujeres en todos los ámbitos. También me interesaba no dejar la película solo en la reivindicación del trabajo. Quería presentarnos como mujeres enteras con otras realidades que pesan sobre nosotras, las vivamos o no. Me gustaba demostrar que hay cosas que nos están pasando, y la única forma era la parte performativa.
¿Con qué idea principal te gustaría que se quedase el público?
Me gustaría que se quedaran con la idea de que es una película que nos libera de los miedos, que nos recuerda los derechos que tenemos y, sobre todo, de recuperar el papel de la lucha de las mujeres que está muy borrado, al igual que toda la historia femenina.