El Covid no deja de golpear con dureza al mundo de la cultura. Son muchas las salas, centros y entidades culturales que se han sumado a la lista de afectados por el coronavirus en los últimos meses.
La Ópera Metropolitana de Nueva York, conocida como Met Opera, anunció a finales de septiembre que cancelaba su temporada, y que, por lo tanto, no acogería nuevas actuaciones hasta septiembre de 2021. Lo mismo ha ocurrido con Broadway, que tendrá bajado el telón hasta, por lo menos, el próximo abril. La empresa Cirque du Soleil, por su parte, se declaró en quiebra a principios de verano.
Asimismo, la cultura no solo se ha visto afectada al otro lado del océano Atlántico. En el Estado, La Fundación Miró de Barcelona recibió durante los meses estivales un 90% menos de visitas que en las mismas fechas de 2019. Lo mismo ocurre con el Museo Thyssen que sus visitas están a un 20% de lo habitual.
En Bilbao se sigue la misma línea. El Museo Guggenheim ha sumado este verano 98.673 visitantes, tan solo un tercio del habitual, y el Bellas Artes se suma a la lista de damnificados con un 25% de visitantes de los 63.757 del mismo periodo anterior.
La situación es idéntica en los teatros y salas de eventos. Durante este verano, el Palacio Euskalduna, entre otros centros, ha visto cancelados diversos espectáculos y conciertos, como el de Ainhoa Arteta y el de Merche, a causa del Covid-19. Asimismo, festivales como el BBK Live no se han podido realizar, pero han querido aportar su granito de arena con unas pulseras solidarias que destinan el 50% de la recaudación a los profesionales del sector cultural, y que se pueden comprar aquí.
Diferentes puntos geográficos, pero el mismo resultado: pérdida de ganancias, lo que deriva en pérdida de empleo para muchos trabajadores del mundo de la cultura. Un sector que se encuentra en una preocupante Alerta Roja.