Fermín Galindo
Entre mascarilla y mascarilla tenemos un equipo txapeldun que ya ha hecho historia. Bajo los palos Unai, un porterazo que desde el día que debutó demostró que se había instalado un okupa en la portería de la catedral y que allí no entraban ni los de Securitas Direct. El trípode de centrales es un diamante que ha costado tanto pulir que ahora los Yeray, Iñigo y Unai cortan todo lo que pasa por allí. En el centro del campo Marcelino se dio cuenta de que los jugadores del futbolín estaban al revés y ahora chutan para delante. Increíble, Dani filtra balones, Vesga desplaza en largo, con Unai se le suben las bolas hasta el cuentakilometros y Vencedor vence y convence. En la estela de Aritz en la vanguardia Raúl, Sancet, Willi todos en estampida al toque de trompeta del Búfalo de Gernika. Las alas son voladoras, tanto da babor que estribor: Capa, Lekue, Balenziaga, Morci, De Marcos, Yuri o Berenguer, da igual siempre llega un loco por la otra banda para soltar una bolea o un remate de pecholata.
Punto y aparte merecen nuestros dos txikerras: MiniMarcelino y MiniMuni. Los dos son los más rápidos y los más listos a la hora de levantar las copas. El primero tiene tanta ambición que a Amenofis no le caben más copas en las cabeza de su caricatura. El segundo es el ojito derecho de Dani, nuestro último capitán txikerra capaz de levantar grandes trofeos. MiniMuni, por momentos parece estar mutando en león de guante blanco aunque todos sabemos que es el único futbolista capaz de entrar en la red antes que el balón que ha chutado.
A finales de este siglo XXI la chavalería de hoy recordará a este gran equipo, el único capaz de doblegar, de vez en cuando, al del otro bajito del momento: el de la Plata y nunca mejor dicho. Por eso, este año singular será el de las copas de los txikerras.