by Julen Arredondo
La crisis generada por el Covid-19 ha golpeado con dureza a muchos sectores, sobre todo a los más vulnerables como autónomos y PYMEs, los 200.000 millones de euros prometidos por el estado
para paliar los efectos de esta gran depresión no terminan de materializarse y muchos valientes que decidieron montar un negocio por su cuenta están ahora sin ingresos, sin ayudas, sin una perspectiva a corto plazo de poder levantar la persiana y desde luego sin posibilidad de acogerse a un ERTE ni nada parecido. En el caso de la hostelería el impacto es aún mayor pues ellos fueron
los primeros en cerrar y serán los últimos en abrir.
Si has leído hasta este punto pensarás que nadie puede estar viviendo una situación económica más trágica que la de los hosteleros: Sin ingresos, sin prestaciones, muchos con varias familias a su cargo y con el horizonte más lejano de apertura de todos los sectores. Lamentablemente te equivocas, pues hay otro sector que en gran medida depende de este último, que está en peores condiciones y aún tardará más en abrir; nuestros artistas.
Cantantes, músicos, djs, productores, técnicos y toda esa larga lista de personas que dedican su vida a que las nuestras tengan más luz, más color. Estamos hablando del sector más desregulado del
pais, con las peores condiciones laborales, muchos si n contrato, la mayoría autónomos, muy pocos trabajadores por cuenta ajena que puedan agarrarse a un ERTE… En la gran mayoría de estos casos nos podemos ceñir a la frase “Si no tocas, no cobras”.
Llevo días pensando en cuan poderoso es el arte, cuan poderosa es la música que incluso en estos fatídicos días, con el horizonte más negro en años, con una comunidad artística sumida en la crisis más grave de nuestro tiempo, sus representantes se arman de valor y salen a los balcones, hacen directos por Facebook, Instagram, montan festivales online y mantienen viva la música desde sus casas. La mantienen viva para que nosotros tengamos una cuarentena más agradable, aún cuando la mayoría de ellos están en una situación mucho más adversa que la mayoría de nosotros.
Nos parecería una locura que un agricultor fuera a su trabajo estando despedido, sólo para que el resto pudiéramos seguir alimentando nuestros cuerpos, nos parecería un despropósito que un periodista despedido siguiera trabajando para alimentar nuestra mente, sin embargo vemos como algo perfectamente normal y natural que un artista siga trabajando para alimentar nuestra alma.
Cuando volvamos a la normalidad, por favor, acuérdate de tus artistas, de tu escena local, de toda esa cantidad de música que has consumido durante la cuarentena y te ha hecho los días más cortos. Ve a directos, compra discos, apóyales, échales un cable, pues nuestros artistas no se alimentan de música y ellos sí han sido los primeros en cerrar y serán los últimos en abrir.