Ya en pleno otoño, los fines de semana se imponen a la hora de romper con la rutina diaria del trabajo, la casa y la familia. La falta de tiempo del día a día se toma un respiro desde el viernes por la tarde hasta el domingo, e incluso, si el calendario lo permite, añadiendo algún día más, como en los dos fines de semana largos que nos quedan: el de Todos los Santos, a primeros de noviembre, y el de comienzos de diciembre. He aquí varias propuestas para cambiar el chip y combatir el estrés, ya sea en pareja, en familia o con amigos. Y es que la cercana Navarra tiene absolutamente de todo: montañas, bosques, desiertos, ríos, paisajes de ensueño, castillos, magia, ciudades históricas y… ¡una excelente gastronomía!
PIRINEO NAVARRO
El Pirineo Navarro ofrece naturaleza en estado puro, así como una oportunidad genial para limpiar los pulmones y despejar la mente en cualquiera de sus múltiples opciones de alojamiento rural. Los valles navarros esconden bosques de ensueño, rutas para disfrutar del senderismo o la bicicleta, interesantes paseos a caballo o la opción de practicar deportes de invierno como el esquí de fondo, las raquetas o los trineos. Dentro de él, la Selva de Irati es única en su género e invita a desconectar del mundanal ruido, especialmente en otoño, cuando la flora se convierte en un espectáculo tan íntimo como preciosista, con sus hayas y abetos teñidos de llamativos rojos, verdes y ocres, el agua del río fluyendo o la fauna disfrutando de su entorno natural. Otros cuatro espacios a visitar son: los Miradores de Arizkoitia (Garralda) y Las Malloas (Betelu), la Vía Verde de Irati (Lumbier) y la Cascada del Cubo (Ochagavía).
PAMPLONA
La capital, Pamplona, como escapada de fin de semana es otro grandísimo acierto. Es lo suficientemente grande como para disfrutar de ella durante dos días enteros, en los que podréis descubrir todos sus secretos y entender por qué es parada obligatoria en el Camino de Santiago francés. Fue fundada por los romanos y hoy es una ciudad moderna y acogedora con una amplia oferta de actividades: pasear entre murallas centenarias y calles adoquinadas, descansar en parques y terrazas, saborear su deliciosa gastronomía, admirar deportes con solera como la pelota o visitar monumentos con historia son solo algunas propuestas. Entre estos últimos destacamos el Ayuntamiento, la Catedral de Santa María, la Plaza del Castillo, así como los tres Burgos: la Navarrería, San Cernin y San Nicolás, cada uno con su traza y sus iglesias-fortaleza (Catedral en la Navarrería, Iglesia de San Saturnino e Iglesia de San Nicolás), que fueron el origen de lo que hoy es la parte antigua de la ciudad medieval, rodeada de murallas y cuyas calles estrechas, plazoletas y palacios son vigilados por torres y campanarios.
OLITE
También aconsejamos una visita a Olite, que se encuentra a poco más de media hora de Pamplona en coche (unos 40 km), para regresar al pasado a través de sus calles y nobles caserones de piedra, con escudos de armas, techos altos y grandes aleros de madera, sus galerías medievales, sus iglesias y, sobre todo, su imponente castillo, monumento nacional desde 1925 y una de las construcciones gótico-civiles más importantes de Europa, cuyos gruesos muros y torres almenadas alojaron en la Edad Media a no pocos reyes y princesas. Además, su clima mediterráneo ha hecho también de Olite la capital del vino, con importantes bodegas y degustaciones de caldos. Enoturismo en estado puro.
ZUGARRAMURDI
Otra joya a visitar es Zugarramurdi, al norte de la provincia, a escasos kilómetros de la frontera con Francia y del valle del Baztan. Y es que el pueblo encantado de las brujas y la magia se asienta sobre el desnivel de una ladera y pronto os conquistará por su misticismo, con sus vetustos y sobrios caserones custodiados por la iglesia de la Asunción. A pocos minutos de la localidad se encuentra la famosa cueva, conocida por ser lugar de celebración de los míticos «akelarres» o reuniones de brujas, causa por la que en el siglo XVI fueron ajusticiadas 16 mujeres por la Inquisición. El antiguo hospital acoge el Museo de las Brujas, que aborda el tema en profundidad y nos retrata a la sociedad navarra del siglo XVII.
BARDENAS REALES
Las famosas Bardenas Reales conforman otra interesante opción para una estancia corta. Se trata de un parque natural semidesértico de 42.500 hectáreas, declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO. Un espectáculo insólito al sureste de Navarra, próximo a Tudela, que a pesar de su apariencia, desnuda e inhóspita, esconde grandes valores naturales. La erosión de sus suelos de arcillas, yesos y areniscas ha esculpido caprichosas formas creando un mundo de apariencia casi lunar poblado de barrancos, mesetas y cerros. Existen rutas señalizadas para recorrer a pie, en bicicleta, a caballo o con vehículos a motor. Además, la zona ha sido fuente de inspiración de pintores y escritores, así como escenario de anuncios, videoclips musicales y películas como «Airbag», «El mundo nunca es suficiente» o la popular serie «Juego de Tronos», que vio más de una vez sobrevolar su paisaje a Daenerys Targaryen con sus dragones.
SENDAVIVA
Para terminar, la apuesta más familiar de todas es la visita al Parque de Aventura y Diversión Senda Viva, situado en la Ribera navarra, 80 kilómetros al sur de Pamplona, que en sus 120 hectáreas de extensión reúne a más de 800 animales de 200 especies, amén de una treintena de atracciones dirigidas a todos los públicos, entre las que destacan Valhalla, un trepidante viaje a través de la realidad virtual por vertiginosas montañas rusas; un Tubing recto, el mayor de Europa, en el que con la ayuda de un flotador gigante el visitante se deslizará por una ladera con 60 metros de desnivel; el Bobsleigh, una pista de descenso de trineos de un kilómetro de longitud, la Caída Libre, la Fórmula Viva, el Laberinto del Agua o la Gran Tirolina. Asimismo, cuenta con espectáculos como la Exhibición de Vuelo de Aves Rapaces, una de las más sobresalientes de Europa.
