Alba Martín
Santiago Isla es músico, escritor, guionista en Movistar + e hijo del CEO de Inditex, Pablo Isla. Sobre esto último, asegura que “no le da muchas vueltas” a lo que se pueda decir de él por su apellido porque se escapa de su control. Es fanático de leer a Pío Baroja y asegura que odia “los libros con moraleja”. Acaba de publicar “Los juegos florales” (Espasa), su segunda novela. El protagonista es Ignacio Benavides, “un personaje un poco iluso” que trata de vivir de sus libros, algo que para Isla es “prácticamente imposible”
¿De dónde nace la idea?
Te voy a decir la causa realista. A los pocos meses de publicar mi primera novela recibo un correo de Rosa Pérez Alcalde, mi editora de Espasa, diciéndome que le había gustado y que quería saber si iba a escribir un segundo libro. Yo tenía alguna idea sobre algunos temas que me gustaría tratar y algún tipo de personaje, pero nada más. Pero viendo su interés en que yo hiciera algo, me lancé a la piscina.
El protagonista, Ignacio Benavides, trata de vivir de sus libros. ¿Se puede vivir de la escritura?
Es prácticamente imposible. En parte, Ignacio me sirve para definir a un personaje un poco iluso o poco conectado con la realidad. Yo creo que la gente a veces, cuando lee este libro, tiene la sensación de que este chico se equivoca mucho. Los lectores ven cuándo y dónde va a meter la pata, pero él no.
¿Con qué intención está hecha esta novela?
Con ninguna. Me refiero a que odio los libros con moraleja. Quitando los libros didácticos, creo que no tienen que enseñar nada. Esa es mi postura. En todo caso tienen que hacer preguntas, pero no dar las respuestas. Este libro, primordialmente, lo que pretende es entretener, que la gente disfrute leyéndolo y luego, si es posible, que haga pensar, que haga reflexionar.
Eres músico, escritor y, como has dicho en muchas ocasiones, tienes ‘un trabajo de verdad’ en Movistar +
Sí, eso es. Soy guionista en Movistar +.
Y, a la hora de decantarte por una de tus pasiones, la escritura o la música, ¿por cuál lo haces?
Por suerte no tengo que elegir y espero no tener que hacerlo nunca. Se pueden complementar muy bien. El problema, muchas veces, es complementarlo con el trabajo. Pero entre la música y la literatura hay una convivencia maravillosa.
¿Consideras que tus creaciones o tus declaraciones son miradas con lupa por apellidarte Isla?
No le doy muchas vueltas. Son cosas que no dependen de mí. No le presto atención a esa mirada que puede existir sobre mí por ser hijo de mi padre. Tendrá una parte positiva y una negativa, pero escapa de mi control. Prefiero centrarme en hacer buena música y en hacer buenos libros. En eso es en lo que tengo que poner mi atención porque si lo hago en otra cosa, voy a estar dándome cabezazos contra la pared.
¿Cómo te tomas las críticas que te hacen?
Depende de la crítica, claro. Cuando haces algo artístico, que siempre es algo que te tomas muy a pecho, inevitablemente, porque pones mucho de ti, tienes que aprender a despegarte tanto de los elogios como de las críticas para no perder el norte y olvidar tu propio criterio. Entonces, yo me fio de las críticas de ciertas personas o del público en general incluso. Pero si las críticas son simplemente insultos, me da más igual. Al final, tienes que construir tu propio criterio, fiarte de él y saber dónde estás. La vida de un artista, aunque la mía hasta el momento haya sido muy corta, siempre van a ser altibajos. Por eso creo que siempre tienes que mantenerte fiel a tus ideas y a ti mismo. Luego, dentro de eso, acertarás más o menos.
Dentro de la literatura, ¿qué autores te inspiran?
Una multitud. No entrarían en el nuevo San Mamés. Pero uno de mis autores favoritos es Pío Baroja. Lo es porque en sus libros no se nota la literatura, que es una cosa maravillosa y difícil. Tú lo lees y los personajes no se comportan como personajes, lo hacen como personas; las tramas, no son tramas, son la vida pura y dura. Por eso, cuando me atasco escribiendo y no sé bien qué hacer, leo a Baroja para saber cómo lo haría él, cómo solucionaría él esto.
¿Tienes algún proyecto entre manos?
Ahora mismo no tengo ningún proyecto literario entre manos, pero estoy más enchufado ahora a nivel musical. Parece que se empieza a abrir de verdad todo y que vuelven los conciertos. Parece que por fin termina esta pesadilla que para la música ha sido especialmente dolorosa. En ese sentido, estoy muy ilusionado con mi banda. Queremos volver a las andadas y volver a tocar mucho.