Trapagaran presenta la primera edición traducida al castellano los horrores del Holocausto a través del libro La farmacia del gueto de Cracovia de Taudeusz Pankeieicz. Será el 31 de enero a las 19.30 en el Palacio Olaso, Casa de Cultura de la localidad.
Con motivo del 75 aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau se han ido sucediendo distintos eventos con el objetivo de no olvidar lo que sucedió para que no se vuelva a repetir.
El 31 de enero, el Palacio Olaso de Trapagaran acogerá un acto en el que se recordará el Holocuasto y por primera vez se presentará en castellano el infierno que vivieron las miles de personas confinadas en el gueto de Cracovia. Así, tras 72 años desde su publicación, La farmacia del gueto de Cracovia , al fin podemos leerlo en castellano.
Si te estremeció la historia de la Fábrica de Schindler, te conmoverá este relato sobre la farmacia del gueto de Cracovia, algo menos conocido por el gran público. Pero que para aquellas personas que vivieron aquello fue un lugar clave de refugio, donde reunirse y esconderse de su dura realidad.
La farmacia del gueto de Cracovia, sinopsis
El 3 de marzo de 1941 las autoridades alemanas ordenaron el traslado de la población judía del distrito de Cracovia a un gueto amurallado al otro lado del río Vístula. Esta medida culminaba un largo periplo de discriminación y violencia que había empezado con la ocupación nazi de Polonia y terminaría con el exterminio industrial de millones de personas en los campos de concentración.
De todos los residentes no judíos en el área de Podgórze, sólo una persona evitó ser evacuada: Tadeusz Pankiewicz. Un farmacéutico católico permaneció en el gueto manteniendo su farmacia abierta día y noche. Para ello se valió de sobornos y puso en riesgo su propia vida.
Durante más de dos años, Pankiewicz y el personal de la apteka Pod Orłem ofrecieron refugio a los residentes judíos que iban a ser deportados. También dispensaron medicinas y cuidados sin coste, introdujeron prensa clandestina en el gueto.
Asimismo, facilitaron la comunicación entre los habitantes de Podgórze y sus allegados en Cracovia. Además, colaboraron con la resistencia. Esto implicaba que si eran descubiertos podrían ser torturados en los calabozos o ser asesinados por un policía alemán.
«El riesgo era enorme, pero nosotros no éramos conscientes, por lo que no creo que se nos pueda considerar héroes. Tan sólo cumplimos con el deber al que estábamos obligados: ayudar a la gente que no podía valerse por sí misma». Es el testimonio del propio autor de este libro, Tadeusz Pankiewicz.