El 4 de febrero, víspera del día de Santa Águeda, los coros y cuadrillas recorren las calles de Euskadi para cantar a Santa Águeda acompañados de sus makilas.
Antiguamente, eran jóvenes solteros quienes iban de puerta en puerta recogiendo dinero o viandas para realizar una comida o merienda. En la década de los 60 del siglo XX, coincidiendo con una mayor incorporación de las mujeres, la postulación empezó a destinarse entonces a la financiación de las ikastolas y a otros fines benéficos.