‘Un intenso imán para aquellos que no se privan de la historia, el arte y la gastronomía. Estos son 7 planes imprescindibles para conocer Burgos.’
UNA CIUDAD A ESCALA HUMANA
Burgos cumple con muy buena nota las expectativas de cualquier viajero que quiera disfrutar de una experiencia tranquila e inolvidable. En la capital castellana sigue reinando una escala humana que permite acercarse sin agobios y caminando a todos sus monumentos y rincones singulares. Desde pasear a la sombra de su famosa Catedral gótica, hasta recorrer uno de los tramos urbanos más interesantes del Camino de Santiago. También se puede subir al mirador del Castillo para disfrutar de las mejores vistas de la ciudad o compartir el recuerdo de El Cid Campeador.
Además, los amantes de la naturaleza tienen suerte ya que los parques y alamedas que festonean las riberas del Arlanzón invitan a una serie de paseos que culminan en los otros hitos imprescindibles de la ciudad: Las Huelgas, la Cartuja de Miraflores y el Museo de la Evolución Humana.
Un intenso imán para aquellos que no se privan de la historia, el arte y la gastronomía. Una amalgama entre la arquitectura gótica y deslumbrantemente modernista evidenciada también a través de una oferta gastronómica tradicional, pero también fresca y flamante.
1. Sentir la fuerza de la catedral
La Catedral burgalesa tiene tanta fuerza estética que como un imán atrae las miradas de todos los visitantes. Y a nadie deja indiferente este grandioso templo que está considerado como una de las cumbres del arte gótico europeo, presume de ser Patrimonio de la Humanidad y está a punto de cumplir 800 años de existencia. La ciudad celebrará por todo lo alto el VIII centenario de la colocación de la primera piedra en 1221. Aún así, podrás disfrutar de los variados actos conmemorativos como conciertos, exposiciones y charlas literarias.
Considerada como una de las cumbres del arte gótico europeo, el recorrido por la Catedral se inicia en la diáfana plaza del Rey San Fernando, desde la que se contempla la mejor panorámica de su fachada meridional. Nos podemos sentar en uno de sus bancos de madera y deleitarnos con el insuperable juego de volúmenes existente entre las torres, rematadas por unos puntiagudos chapiteles, la alargada nave central, el ya renacentista cimborrio y el elegante hastial del Sarmental.
El conjunto presenta planta de cruz latina con tres naves, marcado crucero y girola en la cabecera. A este primitivo diseño gótico de comienzos del siglo XIII, de nítidas influencias francesas, se le fueron añadiendo una serie de capillas funerarias financiadas por distintos clérigos y nobles.
Entrar en la catedral supone una intensa y gozosa experiencia estética para los viajeros. Gracias a las restauraciones de los últimos años, el interior luce con todo su esplendor la armoniosa combinación de estructuras arquitectónicas y elementos decorativos incorporados a lo largo de tiempo a la inicial fábrica gótica.
Es tanta la belleza acumulada que es difícil concentrar la mirada en un solo foco de interés.
Pero existen unos puntos claves que nadie puede perderse. El primero y más sobresaliente es el calado Cimborio que se alza sobre el crucero. Bajo su estrellada cúpula descansan los restos del más señalado héroe local: Rodrigo Díaz de Vivar. Después, es obligatorio volver la mirada hacia la renacentista Escalera Dorada de Diego de Siloé y sorprenderse con la pequeña pero magnífica capilla gótica de Santa Ana. Dando la vuelta a la girola es preciso detener la marcha ante otra maravilla del arte español: la capilla de los Condestables.
En esta catedral dentro de la Catedral, diseñada por Simón de Colonia a finales del siglo XV, están enterrados, en un vistoso sepulcro de mármol de Carrara, los que fueron poderos representantes del rey de Castilla.
Para finalizar hay que disfrutar del colorido claustro y de los lujosos tesoros del Museo Catedralicio. Y que nadie se olvide ya que antes de salir de nuevo al exterior es obligatorio cumplir con el rito de todo buen turista: escuchar las horas y ver abrir la boca al viejo reloj del Papamoscas.
Escalera Dorada de Diego de Siloé
CATEDRAL DE BURGOS · Plaza de Santa María, s/n, Burgos · catedraldeburgos.es ·
2. Monasterios reales entre árboles
Unidos entre sí por los frondosos y longitudinales parques que escoltan el tramo ciudadano del río Arlanzón —El Parral, La Isla, La Quinta y Fuente del Prior—, se alzan dos de los monumentos imprescindibles para entender el arte y la historia burgalesa: Las Huelgas Reales y la Cartuja de Miraflores. Lo que a priori puede parecer un inconveniente al estar un poco alejados del centro urbano se convierte en un estímulo para los andarines o los amantes de la bicicleta.
Monasterio de Santa María la Real de las Hueglas
El Monasterio de Las Huelgas Reales fue fundado en 1187 por el rey Alfonso VIII para alojar entre sus muros el Panteón Real de su ilustre linaje. La originalidad de este monasterio cisterciense radica en que en su interior conviven en armonía los más típicos elementos del arte cristiano. Con alguna de las construcciones de más clara raíz musulmana conservadas en España. Su interés artístico se concentra en la iglesia, en la sala capitular y en las capillas de Santiago y La Asunción. Su Museo de Ricas Telas, uno de los más importantes y con mayor originalidad del mundo, conserva una lujosa colección de vestimentas de los siglos XII y XIV.
Real Cartuja de Miraflores
La Cartuja de Miraflores es uno de los monumentos más interesantes del gótico final europeo. Su iglesia fue levantada como panteón del rey Juan II de Castilla. Juan de Colonia inició en 1454 la construcción de esta obra maestra financiada por la reina Isabel la Católica. En la que trabajaron los más importantes artistas de la época: Simón de Colonia, Gil de Siloé, Juan de Flandes y Pedro Berruguete entre otros. Además del ascetismo cartujo que lo impregna todo, llaman la atención el magnífico retablo mayor y los sepulcros reales esculpidos por el genial Gil de Siloé.
MONASTERIO DE LAS HUELGAS · Plaza Compás, s/n, 09001 Burgos · monasteriodelashuelgas.org
CARTUJA DE MIRAFLORES · Carretera de Fuentes Blancas, Km 3.5, Burgos ·
3. Ser peregrino por un día
Burgos es uno de los hitos fundamentales para comprender el trazado peninsular del Camino de Santiago. El paso de esta vía de peregrinación jacobea marcó la historia y el desarrollo urbano de la ciudad durante varios cientos de años.
La calle y la iglesia de San Lesmes, el Arco de San Juan y su puente.
Todas sus instituciones religiosas, incluida su Catedral, giraban en torno a los peregrinos. Además, sus 35 hospitales convirtieron a la ciudad del Arlanzón en la más hospitalaria de Europa.
Sin necesidad de llegar hasta Santiago, en Burgos se puede realizar uno de los tramos urbanos más interesantes de todo el trazado jacobeo. El lugar ideal para comenzar es la plaza de San Juan, un amplio espacio urbano al que se abren el monasterio de San Juan y la iglesia de San Lesmes, un notable ejemplar gótico burgalés de finales del siglo XV.
Tras cruzar el puente medieval sobre el río Vena, el arco de San Juan permite enfilar por toda la larga calle del mismo nombre. Siguiendo las conchas jacobeas y por la calle de Avellanos, se alcanzan la calle y la iglesia de San Gil. En esta última hay que visitar la capilla de la Natividad, una joya arquitectónica construida a mediados del siglo XVI por Juan de Matienzo.
El Camino continúa por la calle Fernán González, pasa junto al albergue de peregrinos, uno de los mejores y más modernos de Europa y permite disfrutar de una de las perspectivas más insólitas de la Catedral. Tras dejar atrás la Catedral y la iglesia de San Nicolás de Bari, de visita ineludible, aunque solo sea por admirar su hermoso retablo renacentista labrado en piedra, obra de finales del siglo XV de Simón de Colonia.
EL Arco de San Gil era una de las puertas de la muralla de la ciudad por la parte norte de la misma.
La Ruta Jacobea pasa cerca del arco de Fernán González, el monumento al Empecinado y el Solar del Cid. El arco mudéjar de San Martín permite salir del casco antiguo y amurallado de la ciudad y emprender el descenso hasta el puente de Malatos y el río Arlanzón. Por el sombreado parque del Parral es fácil localizar la capilla de San Amaro y el renombrado Hospital del Rey.
Vista detalle de la calle Avellanos, uno de los tramos del camino de Santiago a su paso por Burgos.
MONASTERIO DE SAN JUAN · Plaza San Juan, s/n, Burgos ·
PARROQUIA DE SAN LESMES ABAD · Plaza San Juan, s/n, Burgos ·
IGLESIA DE SAN GIL ABAD · Calle San Gil, 12, Burgos ·
IGLESIA DE SAN NICOLÁS DE BARI · Calle de Fernán González, Burgos · www.aytoburgos.es ·
EL SOLAR DEL CID · Calle de Fernán González, 95, Burgos · www.aytoburgos.es ·
ARCO DE SAN MARTÍN · Calle Francisco Salinas, 2, Burgos
HOSPITAL DEL REY · Hospital del Rey, s/n, , 09001 Burgos
4. Tras las huellas de El Cid
En Burgos sigue latiendo con intensidad el pulso de El Cid Campeador, el personaje más famoso de toda su historia. La ciudad está repleta de hitos cidianos —recogidos en una señalizada ruta— que recuerdan la presencia, legendaria o real, de Rodrigo Díaz de Vivar. Entre todos destacan el Solar del Cid, la iglesia de Santa Águeda, la Catedral —en la que están enterrados sus restos y se conservan su famoso cofre y la carta de arras de su matrimonio con doña Jimena—, el arco de Santa María, el monumento sobre la glera del Arlanzón, el puente de San Pablo y la estatua ecuestre que preside la plaza del Cid. Cruzando el mencionado puente es sencillo llegar hasta el interesantísimo Museo de Burgos, donde se guarda la mítica y cidiana espada Tizona.
No muy lejos quedan Vivar del Cid y el monasterio de San Pedro de Cardeña. En este último la huella cidiana se puede rastrear en la llamada torre de doña Jimena, en el supuesto enterramiento de Babieca —el más famoso caballo del Campeador— y en la capilla barroca que alojó, hasta su traslado a Burgos en el siglo XIX, los restos mortales del héroe.
Estatua ecuestre en bronce del Cid fue esculpida por Juan Cristóbal González Quesada
PUENTE DE SAN PABLO · Puente de San Pablo, Burgos ·
MUSEO DE BURGOS · Calle Calera. 25 y Calle Miranda, 13, Burgos · www.museodeburgos.com ·
MONASTERIO SAN PEDRO CARDEÑA · San Pedro Cardeña, Castrillo del Val · www.monasteriosanpedrodecardena.com ·
5. Sentirse burgalés en Burgos
La mejor manera de sentirse burgalés en Burgos es recorrer tranquilamente el Paseo del Espolón. Comenzando junto al Arco de Santa María —otro icono monumental de la ciudad y una de las doce puertas que daban acceso a la ciudad en la Edad Media—. Hay que saber demorarse entre las hileras de entrelazados plátanos de sombra que festonean su andén principal. Mirar y dejarse ver, como se ha venido haciendo ininterrumpidamente en sus 200 años de historia.
Entre bellas casas modernistas y pasando junto al clasicista edificio del Consulado del Mar, el Espolón permite asomarse a la Plaza Mayor y desviarse hasta la Casa del Cordón, el gótico palacio en el que los Reyes Católicos recibieron a Colón tras uno de sus viajes a América.
Pero Burgos también es un claro referente culinario del país y por todos es conocida la pasión por la gastronomía que se percibe en la urbe. Forma parte de la red de Ciudades Creativas en el ámbito gastronómico desde 2015. Tras haber sido la primera Capital Española de la Gastronomía en 2013 y promotora de la Red de Europea “Gastronomic Cities”.
Paseo del Espolón el Arco de Santa María
A los burgaleses les encanta disfrutar de ese preámbulo vital, entre comida y cena, en el que se para a saborear la vida. La hora del aperitivo forma parte del pulso de la vida social de esta preciosa ciudad, de sus calles y plazas animadas y es, a la vez, un homenaje para el paladar.
El lechazo asado, la morcilla y el queso fresco forman la tríada castiza por excelencia en su restauración. Pero a su vez goza de un arte culinario creativo y divertido, con ganas de darle una vuelta a la tradición. De hecho, el proyecto denominado ‘Motores Humanos’, sitúa a la ciudad como el Laboratorio Mundial de la Evolución Gastronómica. Tiene como objetivo dar solución a uno de los principales retos de la humanidad en este siglo, como es la mejora de la salud y de la especie a través de la alimentación.
PASEO DEL ESPOLÓN · Paseo del Espolón, s/n, Burgos ·
ARCO DE SANTA MARÍA· Plaza Rey San Fernando, s/n, Burgos · www.aytoburgos.es ·
CONSULADO DEL MAR, Paseo Espolón, 14, Burgos ·
PLAZA MAYOR BURGOS, Plaza Mayor, s/n, Burgos · www.aytoburgos.es ·
CASA DEL CORDÓN, Plaza de la Libertad, s/n · portal.cajadeburgos.com/cultura ·
6. La ciudad a tus pies
Toda ciudad medieval que se precie tiene un castillo que la domina desde lo más alto. Burgos no es una excepción y en la actualidad su histórica fortaleza se ha convertido en un privilegiado mirador para disfrutar de las mejores vistas posibles. Además, y si partimos desde el moderno albergue de peregrinos, un ascensor y dos escaleras mecánicas nos van ayudar a salvar el desnivel existente.
Tras pasar por el CAB -el Centro de Arte Contemporáneo de Burgos, un moderno cubo que sobresale de entre el caserío popular y desde cuya terraza se disfruta de una de las más bellas panorámicas de la ciudad- y posteriormente por la Iglesia de San Esteban, una escalinata sombreada por una densa masa arbórea permite acceder con comodidad a la entrada del alcázar y al Mirador del Castillo. Si dentro del primero podemos aventurarnos por las galerías del pozo medieval más profundo de Europa, desde el segundo se disfruta de unas impagables perspectivas.
Vistas de la ciudad desde el Mirador del Castillo
Merece la pena detenerse y disfrutar de las mejores vistas de la ciudad y de todo su entorno paisajístico. Si en primer término destacan la Catedral y la iglesia de San Esteban, al fondo se divisan las casi siempre nevadas cumbres de la Sierra de la Demanda, donde tiene sus fuentes el río Arlanzón.
Las horas de la puesta del sol suelen ser las preferidas, pero si de verdad se quiere vivir una experiencia inolvidable hay que acercarse hasta Burgos un día que nieve. Para evitar los problemas de las carreteras lo ideal es subirse a un tren o un bus de línea —Burgos está muy bien comunicada—. Y disfrutar de una ciudad que ha hecho de su conocido clima invernal un efectivo lema publicitario: “Burgos, no te dejará frío”. La panorámica de su Catedral desde lo alto del Mirador del Castillo y envuelta en un manto blanco es irrepetible. Y para entrar en calor, un lechazo asado o un reconfortante plato de cuchara en alguno de sus restaurantes más clásicos.
7. Conocer a nuestros antepasados
El Museo de la Evolución Humana se ha convertido en un referente científico y turístico de relieve internacional. Cualquier persona interesada en el origen y la evolución del hombre tiene que visitar este innovador ámbito expositivo, para emocionarse con los fósiles originales encontrados en los yacimientos de la Atapuerca. En el MEH nos vamos a encontrar frente a frente con los restos de nuestros antepasados europeos más remotos.
Dos rampas peatonales —perfiladas por un jardín que recrea los ecosistemas naturales de la Sierra de Atapuerca— permiten ascender hasta la entrada del museo. Desde lo alto se divisa una inédita panorámica de las frondosas riberas del Arlanzón y del casco antiguo de la ciudad presidido por los inconfundibles volúmenes de la Catedral. Lo primero que sorprende del Museo de la Evolución Humana es su capacidad de recrear un enorme y diáfano espacio interior. Con muchas posibilidades para convertirse en un icono de la arquitectura contemporánea española, el proyecto de Juan Navarro Baldeweg consigue multiplicar las escalas y hacer que el visitante se sienta inmerso en un amplio y elaborado ámbito museístico.
En el lugar más destacado del museo y recreando la magia de los yacimientos, se exponen los fósiles originales de los homínidos de la Sierra de Atapuerca. Desde los restos del Homo antecessor, una nueva especie con más de un millón de años de antigüedad y considerado el primer europeo, hasta los numerosos hallazgos del Homo heidelbergensis localizados en la Sima de los Huesos. Entre los que destaca el cráneo nº 5, también conocido como “Miguelón”.
Museo de la Evolución Humana
YACIMIENTOS DE ATAPUERCA. Carretera de Logroño, Km 44, Ibeas de Juarros, Burgos ·
MUSEO DE LA EVOLUCIÓN. Paseo Sierra de Atapuerca, s/n, Burgos · www.museoevolucionhumana.com ·
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