Esta es la pregunta del mes de abril: ¿Qué travesuras recuerdas haber hecho de pequeño/a?
Travesuras por decir algo… algunas son judiadas… y es que hasta que entra el sentido común (hay a quien no le llega nunca) todos la hemos liado «parda» alguna vez. ¿Cuál ha sido la tuya?
Entrevistas GO! Burgos abril 2019
Gonzalo: beberme el vino de la misa.
Piedad: jugaba a aplastar hormigas con mi hermano con los brazos.
Laura: ir con las amigas a las fiestas de químicas cuando estábamos en el instituto, falsificando justificantes con que estábamos enfermas, todas a la vez y con faltas de ortografía.
Casilda: irme de viaje sin decirle nada a mis padres, mandar una postal a una amiga y su padre decirle a los míos dónde estaba.
Leire: cerré a mi madre en la terraza durante dos horas en pleno invierno.
Álvaro: una vez llamé a un timbre y salí corriendo.
Óscar: estando borracho con 13 años me rompí la clavícula.
Fran: yo pasopalabra.
Andrea: yo nunca he hecho travesuras, he sido más buena que el pan toda mi vida.
Álvaro: casi quemo el polideportivo del colegio cuando tenía 10 años o así.
Sergio: jugar a la wii con mi hermana saltando de la mesa del comedor al sofá del salón.
Gonzalo: tirar una mesilla peleándome con mi hermano y culparle a él.
Alberto: tirar bolas de nieve a los coches.
Alicia: yo iba con las más traviesas de colegio pero como tenía cara de buena nunca me pillaban y me libraba de todas.
Carlos: de pequeño poníamos garrafas llenas de agua y jabón apoyadas en las puertas, luego llamábamos al timbre y nos íbamos corriendo.
Claudia: llamar a todos los timbres de un portal y huir.
Elisabeth: con un mechero subimos la temperatura de un termómetro de la calle.
Virginia: yo me dedicaba a cortar el pelo a todos los niños y niñas de mi clase.
Jonathan: quitarle el coche a mi padre con 14 años para irme de fiesta.
Marcos: ponía petardos en los parquímetros.
Laura: tirar juguetes desde el octavo piso de la calle Vitoria a la calle.
Eduardo: cada vez que nevaba, ventana abierta, ventana por la que entraban las bolas de nieve.
Juan: hacer beber cachis de vómito a amigos nuestros.
Lucas: Romper todos los cristales del pueblo a pedradas.
Mogo: le quitábamos dinero a la abuela porque no podía andar.
Iván: yo le ponía petardos a mi abuelo.
Mari Carmen: cuando se iba mi madre de casa sacábamos al canario de su jaula y lo perseguíamos a escobazos, hasta que murió de un infarto.
Álvaro: puse anuncios falsos en mundoanuncios con los amigos para gastar bromas a otros.
Virginia: cuando teníamos 10-11 años más o menos nos encantaban unos muñequitos de una colección, fuimos a una tienda y al ser muy caros robamos dos, pero luego nos arrepentimos y los devolvimos.
Cristina: siempre robábamos en una tienda de chuches que había al lado de casa hasta que nos pilló mi padre.
Álvaro: me bebía las bebidas del mueble bar de mis padres.
Álvaro: yo también bajaba a la bodega de mi padre a prepararme unos calimochos con 12 años.
Francisco Javier: robar tomates de la huerta en Illera.
Isabel: fumarme las colillas del tabaco de mi padre.
Roy: pues mangarle porros a mi abuelo.
David: y yo al abuelo de Roy.
Esther: cortarme el pelo yo sola con 3 años.
Cristina: romper la lámpara del cuarto de mis padres haciendo el pino.
Lucía: llamaba por teléfono con mi primo para comprar enciclopedias desde casa de mis abuelos.
Gonzalo: si no me acuerdo, no pasó.
Alba: romper las gafas que estaban enseñando a mis padres en una óptica al tirar un espejo que había.
Joaquín: llamar a un taxi como si me fuera a montar pero solo preguntarle la hora.
Chema: resetear el tamagotchi de una compañera de clase.
José Luis: comerme todos los caramelos que había en una bolsa que eran para compartir con mis primos.
Jaime: estar en un pueblo de fiesta y saltar a una huerta, fastidiándosela, pero sin querer.
Paloma: mi casa daba a un patio donde había gatos y yo siempre tiraba las sobras de mi comida sin que mis padres me vieran para darles de comer hasta que una vez manché con espaguetis toda la ropa tendida de la vecina de abajo.
Paula: yo cogía los tacones de mi madre y me los ponía por casa.
Inés: de pequeña estaba obsesionada con los zapatos, y en cuanto mis padres se descuidaban sacaba todos los zapatos del armario y los esparcía por toda la casa.
Esther: desde un muro alto tiraba piedrecitas a los coches que pasaban con mis amigos hasta que rompimos la luna de uno ellos y nos pillaron.
Francisco Javier: una vez quemé las cortinas de casa con unas cerillas.
Carlos: hice una recogida de firmas en clase para echar a una profesora.
Javier: de muy pequeño me empecé a hacer rotos en los vaqueros y mi madre me zurraba.
Santos: le llené el bocadillo a mi hermana de guindillas y echaba fuego por la boca.
Santi: pintar a mi hermano con pintalabios.
Soraya: meter el pañuelo de una muñeca en la bombilla de una lámpara para que se secara y quemarlo.
José Manuel: disparar con una pistola de agua a todas las bombillas de casa.
Carlos: ¡a mí me falla la memoria!
Elena: tirar los cuentos que le regalaron a una amiga por la comunión a un charco porque eran horrorosos.
Jorge: romper una lámpara y hacer un juego con mis hermanos para culparles a ellos.
José: atábamos las puertas de todos los vecinos del edificio entre sí con una cuerda y luego llamábamos a los timbres saliendo corriendo.
Ramón: “la prueba del felpudo” que es coger todos los felpudos de los vecinos de un portal y tirarlos por el hueco del ascensor.
Susana: cuando se fue una vez mi madre con mi hermana al médico, mi hermana pequeña y yo echamos todo el bote de pimentón a las lentejas porque no nos gustaban y al final nuestra madre nos las hizo comer.
Quique: yo me colaba en los talleres a apagar las luces cuando nadie me veía.
Eduardo: después de cocinar en la vitro tapé los pilotitos para que mi hermano se apoyara y se quemara.