‘Ninguna Ola’ es el cuarto disco de los burgaleses La Maravillosa Orquesta del Alcohol (La MODA). La banda de las camisetas blancas de tirantes regresa este viernes 11 de diciembre con su nuevo álbum, producido por Raül Refree, en un momento de incertidumbre para la música. Un disco en el que seguirán presentes sus instrumentos característicos como el banjo, la mandolina, el clarinete o el acordeón, pero en el que experimentan como nunca con el sonido. La MODA vuelve con ilusión y ganas, y con canciones para escuchar y reflexionar, de las que hablamos con el cantante de la banda, David Ruiz.
Entrevista con David Ruiz, cantante de La MODA
En ‘Ninguna Ola’ nos enfrentamos a un disco más profundo, nostálgico e íntimo. ¿Cómo ha sido el proceso de creación de vuestro nuevo disco?
Empezó en 2018, hemos estado trabajando en las nuevas canciones durante 2018 y 2019, al principio solos, y a partir del verano de 2019 con el productor Raül Refree, en diferentes sitios. Sobre todo, en nuestro local de ensayo de Burgos, pero también en el Teatro Principal y en Madrid y Barcelona, y lo hemos grabado en marzo en Lisboa. Cuando nos quedaba una canción y un día de estudio, confinaron España y nos tuvimos que volver. Desde entonces, nos hemos dedicado a mezclarlo, se ha masterizado en Nueva York, hemos ido haciendo el diseño con José Houdini, un artista madrileño y con Emba, un ilustrador uruguayo, con la incertidumbre de no saber qué carajo pasa porque son momentos de incertidumbre para todos y también para la música en directo. Es el peor momento, posiblemente, para sacar un disco, pero tenemos la ilusión y las ganas del primer día y nos sentimos vivos como grupo, y queremos tocar todo lo que podamos el año que viene.
En cuanto al tono del disco, la melancolía y la nostalgia, creo que nunca nos hemos caracterizado por ser la alegría de la huerta (risas). Pero la gente se engañaba un poco más porque las canciones tenían un ritmo un poco más rápido o porque los instrumentos tienen timbres más agradables. Por un lado, este disco es una reacción a los últimos tres años. Nosotros no queremos escribir de nosotros mismos, nos inspira lo que sucede alrededor, y han sido unos años raros y convulsos. A nivel de política, con la aparición de movimientos políticos que vuelven a traer el discurso del odio y de la intolerancia y del racismo, de la homofobia… Parece que el mundo era perfecto antes del coronavirus y ahora todo es una mierda, pero había cosas muy chungas ya antes, y todo esto ha salido reflejado en la superficie. Cuestiones como el desarraigo, el aislamiento social, el individualismo, el sentimiento de pertenencia a un colectivo… Es el disco en el que más hemos hablado de amor. Es el disco de amor de La MODA. Es verdad que tiene un tono más melancólico y nostálgico, pero al mismo tiempo creo que el contenido de las letras está escrito desde un sitio en el que hay más paz, más equilibrio, y más amor que nunca.
A la hora de componer los nuevos temas, ¿habéis participado todos por igual?
Ha sido el disco que más hemos hecho en equipo. Lo hemos grabado en directo tocando todos a la vez, sin metrónomo. Hemos intentado describir cosas de una forma que no las hubiéramos dicho antes, tanto en la música como en las letras. E intentado no repetirnos ni copiarnos a nosotros mismos, emocionar desde otro punto y otro camino sin perder nuestra esencia.
‘Ninguna Ola’ es un disco diferente… Pese a que ninguno de los álbumes anteriores es similar, con este rompéis totalmente con el estilo. Un álbum producido por Raül Refree, en el que experimentáis como nunca con el sonido, sin dejar de lado instrumentos como el clarinete o el acordeón que ya se han convertido en vuestra seña de identidad. ¿Cómo ha sido la producción de este nuevo disco para llegar a este resultado?
Somos los mismos de siempre, tocando los mismos instrumentos de siempre, pero intentando no hacer las cosas como ya las habíamos hecho. A la gente le cuesta mucho entender los cambios, y eso está bien. Hay algo en el ser humano por lo que le gusta la rutina y la repetición. Cuando sacamos el primer disco nos decían: “cómo ha cambiado esto, ya no es en inglés”. Cuando sacamos el segundo, “este disco es más flojo, más tranquilo…”. Con el tercero, “pero esto qué es, recitados, partes instrumentales súper largas…” Y ahora en este nos dirá lo que toque. Pero está muy guay, mola mucho verlo desde fuera, nosotros nos sentimos muy bien con eso porque al final la gente está escuchando y les está llegando muy bien la historia. Esto no tiene por qué gustarle a todo el mundo el primer día. Nosotros no hacemos las cosas por gustar a nadie, por eso nos gusta observar estas reacciones tan humanas. Mola mucho ver cómo la sensación de la gente va cambiando con el tiempo.
‘Conduciendo y llorando’ es uno de los adelantos de este disco, con el cual habéis querido que cada persona que lo escuche sienta la canción de una manera personal. Un “ejercicio” que puede aplicarse a todas las canciones del disco.
Lo que no queremos es despiezar nada ni dárselo masticado a nadie, ni analizar nuestros propios temas. Hablar sobre música está guay cuando no es tu música. Nosotros hacemos las canciones, las tocamos, nos dejamos la piel, pero no le queremos ir contando a nadie de qué va o de qué no va, o como tiene que interpretarla. La música no hace falta explicarla, hay que escucharla y sentirla.
Aunque el nuevo disco de La MODA haya sido grabado mucho antes, hay quien cree que tiene ciertas similitudes con nostalgia.en.los.autobuses, tu proyecto en solitario. ¿Puede que haya sido por la influencia de Refree en la producción?
Yo creo que la gente sin querer tiende a establecer vínculos. Al final es la misma voz, el mismo productor, pero yo no le encuentro la similitud. Me cuesta mucho entenderlo, salvo en quizá el minimalismo a la hora de hacer los temas. Pero no tienen nada que ver. En ‘Nostalgia’ no hay nada de todos los instrumentos que suenan en La MODA, salvo la guitarra acústica y mi voz. Si llego a haber hecho un proyecto de rumba, la gente hubiera buscado la manera para establecer la conexión, porque supongo que como humanos tendemos a hacer estas cosas que nos ayudan a entender el porqué de las historias. ‘Nostalgia’ es una anécdota musical para divertirme en esos meses en los que no podía hacer nada con el grupo, que es nuestro proyecto principal.
Pese a que el disco ya estaba grabado al inicio de la pandemia, ¿cómo os ha afectado ésta para el lanzamiento del álbum?
Nos ha afectado bastante, como a todo el mundo, pero más aún en la música en directo. Nosotros teníamos nuestro disco grabado, iba a salir hacia octubre, en noviembre empezábamos a tocar, teníamos como cincuenta salas reservadas… Un palo, pero hay que seguir, por eso también hemos querido publicar el disco ahora, aunque sea un momento muy chungo, porque es una forma de decir: “oye, seguimos para adelante, esta es nuestra vida y vamos con todo”.
¿Cómo afronta La MODA este 2021?
Con muchísimas ganas, con incertidumbre, pero sobre todo con ilusión de que nos dejen tocar, de que se empiece a tener más en cuenta al mundo de la música y de la cultura en general, y de que se nos permita desarrollar nuestro trabajo. Se ha demostrado que todos los eventos que se han hecho durante estos meses han funcionado muy bien, han sido seguros, y que el sector está más que preparado. Hay que tener por lo menos esperanza de que este año vamos a poder tocar, nos vamos a adaptar a lo que sea. Nos vamos a amoldar a tocar en un festival, en la calle, en una plaza… Pero queremos tocar.
En ‘Banderas sin color’ citáis a Burgos. ¿De qué manera os sigue influyendo vuestra ciudad a la hora de componer?
Burgos nos influye mucho. Aquí hemos crecido, nos hemos criado y aquí está nuestra vida. En este disco, una de las cosas de las que se habla es de la relación entre las personas y las ciudades en las que viven y en las que consideran su hogar. Nuestra relación con esta ciudad es evidente y siempre lo hemos manifestado. Nuestra música sonaría diferente totalmente si viviésemos en otra ciudad, y esto es un poco nuestro pequeño homenaje.
Si tuvieras que elegir una canción de ‘Ninguna Ola’, ¿cuál sería?
Es muy difícil. Ahora mismo, me quedaría con ‘Barcos hundiéndose’. Me pongo muy feliz tocándola, cantándola. Pero esto me pasa con todas las canciones del disco en general. Habíamos hecho como dieciséis temas y hemos elegido las que consideramos que tenían que estar y las que más nos tocan la fibra. Barcos hundiéndose tiene un ritmo diferente, es un compás de siete por ocho, que no es tan habitual en la música rock. Y porque está guapísima la guitarra, me gusta la batería, los solos de saxofón, el acordeón, los teclados, el bajo… En general, estamos muy emocionados con todo el disco. Es el álbum que hemos hecho más entre los siete y estamos a muerte con él.