Mar Pérez Belleza y Bienestar celebra su 10 aniversario
El centro de estética Mar Pérez, Belleza y bienestar cumple 10 años en diciembre y lo celebra por todo lo alto para agradecer la confianza que demostráis a lo largo de los años.
Nos sentamos a hablar con Mar Pérez, fundadora del centro, para que nos cuenta cómo pasó de ser una joven emprendedora a una profesional consolidada en el sector del cuidado de la piel y la belleza en general.
¿Desde cuándo tuviste claro que querías dedicarte al sector de la belleza?
Empecé hace 22 años como manicurista en una peluquería y ahí descubrí la satisfacción que me daba embellecer y lo infinita que podía ser esta profesión. La belleza es una herramienta de confianza que yo podía aportar a las mujeres.
¿Cuáles eran tus objetivos cuando abriste?
Mis objetivos siempre han estado en hacer sentir bien a cada persona y formarme, para entenderlo todo de cada proceso de la piel combinándolo con que en cada visita se viva una experiencia de bienestar física y mental.
¿Qué cambios crees que ha experimentado el sector en estos 10 años?
Cuando empecé eran otros tiempos, éramos las esteticién. Uñas, pelos y maquillaje era todo nuestro mundo. Con los años hemos ido aportando infinidad de terapias, tratamientos y tecnología que han engrandecido nuestro oficio y nos hace imprescindibles.
¿Ahora se cuidan más los hombres que antes?
Siempre he tenido mucho público masculino, pero antes venían más vergonzosos y empujados por madres o novias y ahora son ellos los que ya saben dónde tienen que ir para arreglarse y les encanta la experiencia.
¿Tienes alguna especialidad?
Mi pasión es la piel. Me encanta enseñar a la gente a cuidarse para tener una piel luminosa y equilibrada, sacar el potencial que cada piel tiene.
Ahora mismo estoy muy centrada en la estética oncológica y poder aportar antes, durante y después bienestar en los distintos efectos secundarios de los tratamientos de pacientes oncológicos.
¿Qué opinas de la corriente que dice que Instagram nos hace más exigentes con nuestro físico?
Me da miedo y pena el postureo tóxico que pueden provocar muchos influecers de cuerpos y caras perfectas, que no son reales y que los jóvenes se crean que esa es su realidad, poniendo unos cánones de belleza imposibles de alcanzar, dañando su autoestima.