Desde el Paleolítico, la gente ha vivido en el territorio de la actual Castilla La Mancha. Hoy en día quedan muchos vestigios de su historia que podemos visitar.
La historia de Castilla La Mancha es trascendental para entender la de toda España en general. En la costa del Guadiana, los arqueólogos han descubierto muchas ruinas y restos homínidos. Especialmente en los tramos altos del río. La cueva conserva las pinturas rupestres del Paleolítico.
Solo en la provincia de Albacete hay 79. En el Neolítico y el Bronce, en el territorio de La Mancha (este de Ciudad Real y oeste de Albacete) existía la cultura de las Motillas, muy extraña.
Representa la construcción de asentamientos en forma de círculos concéntricos. El resultado es una montaña artificial con una torre de vigilancia en la cima. Posteriormente, los íberos llegaron a la Meseta.
Los Íberos en la historia de Castilla La Mancha
Se han encontrado vestigios de su existencia en las zonas de Cerro de los Santos, Llano de la Consolación, Pozo Moro y El Amarejo. Todo en Albacete. Los autores antiguos que informaron sobre los íberos señalaron que eran un pueblo bélico, que dependía principalmente de la agricultura para su sustento.
Poco antes del estallido de la Segunda Guerra Púnica, aparecieron los primeros registros escritos de algunas tribus. Los historiadores antiguos informaron sobre los conflictos armados entre los cartagineses y las tribus locales.
La historia de Cartago y las minas de Castilla La Mancha
Su principal razón fue que Cartago quería controlar el depósito de mercurio y cinabrio (mina Sisapo). Tras la victoria de la Segunda Guerra Púnica, Roma comenzó a conquistar gradualmente la Península Ibérica, incluido el territorio de la actual Castilla La Mancha. Toletum, fue ocupada en el 192 a.C. Sin embargo, la resistencia a Roma duró mucho tiempo.
La confirmación indirecta de este hecho es el antiguo camino de Roma a Gades en Cádiz. No pasa por la zona de Campo Espartaria, nombre de la zona moderna de La Mancha en la época romana. En la antigüedad, sólo había unas pocas ciudades pequeñas en el área: Laminium, Libisosa, Toletum, Segobriga y Oretum.
Visigodos y Moriscos en la historia de Castilla La Mancha
En el siglo V. los visigodos, alanos y vándalos, reemplazaron a los romanos. Su rey Atanagildo eligió Toledo como su capital. Ocurrió en el 569.
La invasión morisca se inició en el 711, y pronto Toledo y otras ciudades de La Mancha pasaron a formar parte del Califato de Al-Ándalus. Los árabes trajeron muchos conocimientos avanzados en ese momento a la Península Ibérica, lo que tuvo un impacto positivo en el desarrollo de la región. Durante este período, Toledo y Alcaraz se convirtieron en importantes centros de producción textil.
En las regiones áridas, se establecieron sistemas de riego, ampliaron las áreas de siembra de cultivos y mejoraron la cultura agrícola. Los árabes trajeron una nueva raza de ovejas a la zona: ovejas merinas.
Para proteger las tierras de la zona fronteriza con el reino cristiano, los moriscos construyeron numerosos fuertes poderosos, desde Sigüenza hasta Alcalá. También establecieron nuevas ciudades: Cuenca y Guadalajara.
El Califato de Córdoba en la historia de Castilla La Mancha
Tras la caída del Califato de Córdoba, la mayor parte de Castilla La Mancha pasó a la taifa de Toledo. Entre ella y los reinos musulmanes de Sevilla y Murcia, hubo constantes luchas armadas por el control total de la tierra en La Mancha.
En 1085, el gobernante de Toledo pidió ayuda militar al rey de Castilla. Como resultado, la ciudad de Toledo y toda la parte norte de Taifa fueron propiedad de cristianos.
La Reconquista en la historia de Castilla la Mancha
Este hecho histórico se considera el inicio de una reconquista. A partir de ese momento, Castilla La Mancha se convirtió durante siglos en un campo de batalla de constantes luchas entre moros y cristianos. Los almorávides lograron el mayor éxito en 1108.
Ganaron con la Batalla de Uclés, tras la cual la corona castellana fue arrojada de nuevo al río Tajo. En 1144, el Imperio almorávide comenzó a colapsar y alcanzó su apogeo en el segundo período del reino musulmán, o segundo reino de taifas.