Andalucía, Extremadura y Castilla La Mancha, son los lugares de España donde todavía podrás ver Linces Ibéricos.
Este maravilloso animal habita la península ibérica, a la que ha convertido en su hogar. A los Linces Ibéricos les debemos respeto y asegurar su supervivencia.
Características generales de los Linces Ibéricos.
Su hábitat es España y el suroeste de Portugal. En cuanto a su descripción desde el exterior, el lince español, salvo por su baja estatura, es muy parecido a sus parientes que viven en Eurasia. Sus garras son largas y anchas, y su cola es corta.
El pelaje es muy largo, el hocico es de tipo ciervo, las borlas de las orejas son negras y la barba es muy larga. El pelaje de invierno es más grueso y ligero que el pelaje de verano.
Las hembras son más pequeñas que los machos. El fondo de su pelaje principal es de color claro con manchas oscuras obvias. Su cuerpo mide entre 85-110 cm, la cola 12-13 cm, con una altura de unos 45-70 cm. Pesan entre 4-10 kg.
Su esperanza de vida es de hasta 10-13 años. Les gusta vivir en bosques y montañas, que se encuentran en terrenos abiertos y matorrales forestales. Su enemigo principal es el ser humano.
El principal alimento del lince ibérico son los conejos, un 75-95% del volumen total de lo que comen, pero también tienen en su dieta liebres y ratones, así como reptiles y anfibios, aves, peces e insectos.
Cómo y qué cazan.
A veces atacan a los corzos jóvenes o a los cervatillos. El lince español es activo durante la noche durante la estación cálida y durante el día en invierno. Con mal tiempo, se esconde en cuevas o árboles densos. Corren muy bien, su vista y el olfato están muy desarrollados y les permite encontrar presas a una distancia de hasta 300 metros. Pueden caminar 7 kilómetros diarios.
Cazan con emboscadas, generalmente al acecho tras ramas, tocones o detrás de rocas, y esperan a que la víctima esté lo suficientemente cerca. La presa capturada la llevan a cierta distancia del lugar de captura antes de comenzar a comérsela.
La porción no consumida la guardan para el día siguiente. A excepción de la época de reproducción, el lince ibérico lleva un estilo de vida solitario y protege sus regiones de ser invadidas por extraños.
El tamaño de sus dominios varía de 10 kilómetros cuadrados, en el caso de las hembras, a 18 en el de los machos. El límite del campo puede cambiar con el tiempo y el número de conejos.
El territorio del macho se superpone parcialmente con las diversas áreas de la hembra. Marca las fronteras de su territorio con marcas de olor.
Reproducción.
Una vez que un macho ha adquirido su propio territorio, lo que suele ocurrir a los 3 años, puede reproducirse. Para dar a luz, la hembra arregla un nido en un árbol hueco, entre enero a julio. El embarazo dura entre 72-78 días. Suelen dar a luz de 1 a 4 crías.
Aproximadamente cada 20 días, la madre arrastra a la cría a una camada nueva, más grande. Este comportamiento está diseñado para protegerlos de las heces y presumiblemente una forma de evitar infecciones parasitarias graves.
Al mes de edad, los linces comienzan a comer alimentos sólidos, pero el período de lactancia dura hasta 5 meses. Los linces de 7 a 10 meses de edad son completamente independientes, pero permanecerán en el territorio de su madre hasta 20 meses hasta que encuentren su lugar.
La tasa de mortalidad de los linces jóvenes es muy alta, solo 1-2 crías pueden logran vivir hasta 10 meses. Los humanos cazan los linces españoles por su piel y carne.
Linces Ibéricos; una especie en peligro de extinción.
A principios de 1970 estaba prohibida la caza del lince ibérico, pero se siguió cazando de forma clandestina. Los residentes locales, agricultores, consideraban a los linces como depredadores y, a veces, atacaban a su ganado.
Desde 2011 se han liberado más de 70 linces ibéricos en los bosques de Andalucía, Extremadura y Castilla La Mancha. Este trabajo forma parte del Programa de Conservación Ex Situ del Lince Ibérico para restaurar esta población animal en la Península Ibérica.
Gracias a este programa, el número de linces ibéricos alcanzó en 2020 el nivel más alto en España en los pasados 20 años. En 2020, la población de lince ibérico en la Península Ibérica superó los 1.000, alcanzando los 1.111 ejemplares. En comparación con 2019, la población de linces ha aumentado en un 30%.
Sin embargo, esta especie todavía se enfrenta a la amenaza de extinción. Recordemos que la mayor parte de linces ibéricos (87,5%) vive en Andalucía. También se han encontrado linces en Castilla La Mancha y Extremadura.