Este sábado, en La 2, se aborda el espinoso tema de la energía nuclear y el armamento atómico en regiones tan problemáticas como Irán o deprimidas económicamente como África. Dos documentales nos acercan al poder nuclear: Irán la bomba a cualquier precio y África atómica en La noche temática.
Irán: la bomba a cualquier precio
En 1967 Irán y América vivieron una luna de miel nuclear. Los acuerdos entre ambos países preveían la construcción de 23 centrales nucleares en Irán. Los americanos pensaron que si los iraníes se interesaban por la energía nuclear, se olvidarían un poco del petróleo. Ni se imaginaban que Irán quisiera tener un arma nuclear.
El 9 de febrero de 2010, el presidente Ahmadineyad se desplazó personalmente a Natanz para asistir en primicia a una demostración del programa nuclear iraní. Por primera vez, los iraníes estaban en condiciones de enriquecer uranio a una concentración del 20%, nivel que se aproxima al umbral fatídico que requiere un arma nuclear. La comunidad internacional, con Estados Unidos a la cabeza, tenía una postura muy clara: Había que disuadir a los iraníes de fabricar su primera Bomba Atómica, a toda costa.
Hace casi 25 años que el régimen de los Ayatolás pretende desarrollar armas atómicas bajo la apariencia de un programa nuclear civil. Todo a través del mercado negro y las importaciones ilegales.
El tráfico ilegal de equipamiento industrial destinado a un programa nuclear ha dado lugar a un nuevo concepto, el material llamado de “doble uso”. Doble uso porque un perno, una válvula o una tubería pueden utilizarse tanto en una inocente fábrica de alimentación como en un complejo nuclear. Para los fabricantes resulta muy fácil falsificar los documentos de exportación, es el pan de cada día del servicio de aduanas alemanas que llevan años enfrentándose a este tipo de infracciones.
A los iraníes se les da muy bien conseguir intermediarios. Contratan individuos que compran en un lugar la mercancía y a continuación la exportan ilegalmente. El método recuerda a una cortina de humo. Pequeñas sociedades de importación y exportación acuden a filiales de una multinacional en busca de un eslabón débil. Puede ser la filial de Singapur, por ejemplo, que tiene mucho material en stock y acepta venderlo y enviarlo sin hacer preguntas.
África atómica
África necesita urgentemente energía eléctrica barata y fiable para su desarrollo, pero en lugar de utilizar sus propios recursos como las minas de uranio, se ve obligada a vender sus riquezas a otros países y a las grandes compañías extranjeras.
Aunque algunas minas fueron cerradas oficialmente en 1961, todavía representan una amenaza para la seguridad mundial, debido a su valor para los terroristas, los estados corruptos y las prácticas ilegales. La reciente acción militar en Malí ha puesto de manifiesto la importancia estratégica del Sahara como una fuente importante de petróleo, gas y uranio.
Desde la década de 1940, Francia, Bélgica y los EE.UU. han estado luchando por el acceso a las minas congoleñas que proporcionaron el uranio utilizado para las bombas de Hiroshima y Nagasaki. La mayor amenaza, sin embargo, no viene de los terroristas, sino de las prácticas realizadas por las multinacionales de Francia, Alemania, Canadá, el Reino Unido y los EE.UU.
Los activistas anti-nucleares en África se sienten intimidados, perseguidos y a veces asesinados
A pesar de los riesgos del empleo de la energía nuclear, África ve bien la perspectiva de utilizar una fuente de energía aparentemente inagotable, barata y limpia para poder hacer frente a una demanda de electricidad que aumentará en los próximos años. Los activistas anti-nucleares en África se sienten intimidados, perseguidos y a veces asesinados.
En este documental, los críticos de la industria nuclear hablan de la injusticia y revelan las actividades criminales de las empresas nucleares a partir de la explotación ilegal de las minas en el Congo y de las operaciones mineras controvertidas en la región del Sahara. Se muestra cómo la actual guerra en Malí se relaciona con cincuenta años de la minería de uranio que han destruido el medio de vida de las personas y los ha empujado a manos de terroristas de Al-Qaeda.