¿Merece la pena ser un superhéroe?
Es curioso que esta adaptación del célebre cómic paródico creado en 1973 por Jan se pregunte en numerosas ocasiones a lo largo de su metraje si la figura del superhéroe es compatible con la plasmación de lo cotidiano y con los imaginarios de la cultura popular española. Los setenta álbumes de
Superlópez publicados hasta la fecha demuestran que sí, por lo que esta relectura para el cine parece preocuparse menos por la fidelidad a los mismos, discutible de hecho, que por indagar en sus recursos creativos y explotarlos en otro medio, en un momento dulce para el superhéroe fílmico y sus mutaciones y derivaciones. La consecuencia de ello es menos una película en torno a Superlópez que un mero remake jovial de los filmes sobre Superman -y, en concreto,
El hombre de acero (2013)-, que aspira de puntillas a articular un universo propio convincente a expandir en secuelas. Estas habrían de mejorar mucho en lo tocante a dirección, talento humorístico y efectos visuales, aunque valdría la pena que reiterasen la presencia de
Alexandra Jiménez, entonada en la piel de Luisa Lanas y llena del brío y la chispa que le faltan al conjunto de la película.
Lo mejor:
Alexandra Jiménez
Lo peor:
La desidia indisimulable con la que se ha escrito y realizado la película