Sonaban guitarras rockeras en los primeros acordes ante de romper en flamenco. Dos mujeres con pantalones y camisas de campana bailan en una explanada blanca y rosácea. La coreografía es una descarga de meneo de brazos y piernas, agitadas, pero sin mover los pies de la baldosa. Las Grecas, Carmela y Tina, interpretaban así ‘te estoy amando locamenti’, con una neolengua entre el castellano, el caló y el puro vanguardismo ‘malaje’. ‘Si me aconvenzo, dame tu ausensi, que sabe a besos’. Es el tema que ha recuperado Rosalía en su pasada actuación del Coachella Festival, la cuna hipster, volviendo sofisticado un clásico himno gitano que vendió 500.000 copias en los setenta.
Las Grecas suenan en el Coachella gracias a Rosalía
Hoy Las Grecas se internacionalizan gracias a Rosalía, en pleno 2019, cuando ya parecían desaparecidas del recuerdo. Las dos hermanas tuvieron una infancia difícil, y siendo adolescentes se trasladaron a Argentina por decisiones laborales de su padre y allí comenzaron a montar la verbena en fiestas de la comunidad española, toqueteando el rock de Jimi Hendrix y el jazz de Benson. Cuando volvieron al barrio, en 1970, quisieron buscar trabajo en los tablaos flamencos de Madrid para salir adelante. A Carmela la rechazaron en varias ocasiones por ser rubia. Querían a una gitana de pura cepa para que sirviese de reclamo folclórico para los turistas. Al final, las hermanas fueron contratadas por Manolo Caracol y poco más tarde sería Lola Flores quien las ficharía para su tablao ‘Caripén’. Allí conocieron a su futuro compositor, Felipe Campuzano. De ahí salió su primer álbum ‘Gipsy Rock’, que logró un éxito absoluto.
En los ochenta nada fue bien. A Tina le diagnosticaron esquizofrenia paranoide que se unía a su adicción a la heroína. En una de sus crisis, atacó a su hermana clavándole un cuchillo en el hombro. El homenaje de Rosalía ha logrado que los 200.000 asistentes a su concierto en Coachella se entusiasmaran al son de ‘Te estoy amando locamente’.