Un festival abarca muchos palos, el artístico es uno de ellos. Pero algo tan emocional como la música requiere un aderezo que complete la experiencia, maldita palabra a la que ahora se recurre para todo. La XV edición de Músicos en la Naturaleza, celebrado este pasado sábado 10 de septiembre tras bailes en sus fechas, ha supuesto un viaje de sensaciones por todos los sentidos y en todos los sentidos. El cartel, que culminaban Leiva y C. Tangana auguraba un éxito asegurado antes de su inicio. Pero hubo mucho más.
Músicos en la Naturaleza celebra su decimoquinta edición
40 minutos bastaron para que Ainda abriera el festival Músicos en la Naturaleza después de dos años de ausencia y un cambio de fechas. La Sierra de Gredos volvió a convertirse en un paraje inigualable donde aunar la esencia que lleva como nombre el evento. El gran público todavía pululaba cerca, y la pista no estaba llena del todo, pero este dúo, una de las últimas revelaciones del indie pop, conquistó a quienes estaban allí presentes. Un arranque a la altura con una propuesta que será fundamental en los futuros carteles del verano.
Las futuras promesas dieron paso a la experiencia. Iván Ferreiro sigue, después de tantos años, como el condimento que liga cualquier salsa y encaja en cualquier festival con su repertorio en el que figuran temas ya convertidos en himnos. Turnedo, Años 80 o SPNB fueron coreados a buen pulmón por los asistentes que se amarran a un gran clásico de la escena nacional.
Cuánto os hemos echado de menos ⚡️
Por fin hoy, por fin aquí #gredosmn2022• • • • •#Ávila #ctangana #Leiva #Festival #Gredos pic.twitter.com/p0wPDtQRL6
— Músicos Naturaleza (@GredosMN) September 10, 2022
Tras él, Leiva demostró que su maestría sigue yendo más allá de su inapelable control en la producción y composición de los temas. Un clásico afianzado de contrastada calidad. Rodeado de una super banda a la altura del líder, que incluye a su hermano -ya por sí solo entraría en cualquier cartel-. El público ya había desbordado su pasión para entonces. Como en otras ocasiones, salió Ivan Ferreiro para compartir escenario con su «bro».
El culmen de la noche llegó con C. Tangana. Cabeza de cartel, que logró reunir a un público diferente al que Músicos en la Naturaleza está acostumbrado a congregar. Miles de jóvenes esperaron impacientes a ver sobre el escenario a este spoiler constante que recorre la escena musical y que, curiosamente, logra terminar cada concierto con las expectativas siempre satisfechas.
Una joya ecléctica, estudiadamente imprevisible, con una puesta en escena posiblemente de las mejores que se pueden disfrutar hoy. Una coral de voces y estilos, que fluyen con naturalidad a lo largo de todo el espectáculo. Con la virtud de haber llevado al gran público el flamenco de vena, mezclándolo con todo tipo palos en los que está curtido como rap, reguetón, trap … .Una orgia de música latina.
El puchito llegó sin cantar ni afinar y dejó al público -tanganicas o no- boquiabierto. Queda evidenciada su marcada vocación teatral que no extrañaría cristalice en algún proyecto en el futuro con el que pueda sorprendernos.
Un evento por el que merece la pena visitar Gredos
Pero pasemos a lo prosaico sin miedo a ofender lo lírico. Por que hacerte dos o tres horas de carretera tiene que merecer mucho la pena. Y si el cartel te enamora, lo que rodea el festival completa el recuerdo, hace que marques las fechas del festival para futuras ocasiones.
En nuestro caso, nos quedamos en el campìng más cercano a la plataforma, cinco minutos andando. Y todas esas cosas que te hacen la vida cómoda, comer, baño o paraje estaba perfectamente adecuado y preparado para el aluvión de público. El ambiente que genera el propio camping con conciertos en el exterior de la cafetería daba la posibilidad se seguir conviviendo con el espíritu festivalero.
La organización del festival está controlada al milímetro, la sensación es muy buena, con una especial atención en mimar un entorno natural que por sí solo es ya un espectáculo. Al día siguiente, fuimos al lugar de autos, la plataforma donde se hizo el concierto. Nada hacía ver que por allí pasaran 11.000 personas.
Había sido un sueño.