Por fin un biopic sobre Van Gogh que no se recrea en la figura del artista torturado, sino en su peculiar forma de ver el mundo. No es extraño que Vincent Van Gogh sea el pintor que más películas ha inspirado. Sus trazos postimpresionistas estaban tan llenos de expresividad como altibajos emocionales atravesó en su vida personal. El filme, protagonizado por el siempre camaleónico Willem Dafoe, se estrenará en cines el próximo 1 de marzo. ‘Van Gogh, a las puertas de la eternidad’, toma un camino distinto a los filmes biográficos convencionales para centrarse en una etapa muy concreta de la vida de su retratado: los últimos y tumultuosos años, en los que también pintó la mayoría de las obras maestras.
Willem Dafoe derrocha talento en ‘Van Gogh, a las puertas de la eternidad’
El director Julian Schnabel (La escafandra y la mariposa) y el guionista Jean-Claude Carrière han creado su propia visión sobre la desaparición del genio, desafiando la teoría convencional sobre su muerte. Pero lo que brilla por encima de todo, a la altura de los pigmentos amarillos de Los girasoles, es la actuación de Willem Dafoe. El actor, nominado al Oscar por su papel, encarna al pintor en toda su humanidad y esquiva el tópico del artista torturado. Mads Mikkelsen, Mathieu Amalric, Rupert Friend, Emmanuelle Segnier y Anne Consigny completan el reparto junto a Oscar Isaac, que interpreta a Paul Gauguin: su amigo más cercano.
Dafoe, un actor capaz y desbordante, con una pulcra y compleja técnica actoral, ha vuelto a reafirmar estas características presentando a un Vincent cansado,maltratado por la vida y las personas, enamorado del arte y de la vida. El actor emplea todo su cuerpo para crear una conexión con el público, logrando transmitir complejas mezclas de emociones, utilizando su rostro, tonos vocales e incluso su mirada.