Considerado como un innovador de la escena francesa contemporánea, el coreógrafo y bailarín Boris Charmatz presenta una de sus piezas más memorable 10.000 gestes, una fascinante propuesta en la que utilizando el Réquiem de Mozart pone sobre el escenario a 25 bailarines para que cada uno de ellos aporte 400 gestos diferentes. Desde su estreno en 2017, cuando Charmatz era el director del Musée de la Danse (Centre Chorégraphique National de Rennes et de Bretagne), esta creación no ha parado de girar por todo el mundo, interpretada siempre de forma diferente. "Desde el primer momento –cuenta el coreógrafo– tenía muy claro que los gestos de los bailarines se mostrarían una sola vez y que desaparecerían tan pronto como se hubieran ejecutado. El caos del gesto debía ser tan perfecto que rayara en la inmovilidad".