Diecisiete sílabas componen un haiku. Como un eco -el audible en un paisaje de una ilustración japonesa- ese número se repite al enumerarse cuantas letras nominan a esta poliédrica, sutil y reconocida artista y diseñadora, que interviene ahora los muros de la Sala de Máquinas con su serie de reflexiones gráficas -ligeras y graves a la vez- de otros tantos textos de Juan González de las Casas, recientemente editados, unas y otros, en crowdfunding.