La ciudad de Pontevedra se mira al espejo en la exposición «A cidade é a pegada» que se podrá visitar en el Pazo da cultura hasta el 22 de marzo.
«A cidade é a pegada» exposición en el Pazo da cultura de Pontevedra
Cualquier pontevedrés se puede ver reflejado en alguna de las más de 350 imágenes que forman parte de la exposición «A cidade é a pegada». Una muestra que constituye un «poema visual» de la ciudad de Pontevedra pasada y presente. El espectador no se verá reflejado físicamente en las imágenes, sino en el espíritu del relato que propone la exposición. En los espacios comunes por los que discurrió la infancia de generaciones de pontevedreses, en los edificios que conforman el entramado urbano, en la estrecha relación de la ciudad con el río, en las fiestas de la Peregrina o en las pinceladas biográficas de los 35 personajes seleccionados como representantes de las sociedad pontevedresa del último siglo.
Una exposición que invita comprender Pontevedra a través de más de medio millar de piezas —fotografías, esculturas, vídeos, pinturas, maquetas, planos… incluso dos piraguas de museo atesoradas por el Club Naval— que se distribuyen por la sala de exposiciones del Pazo da Cultura.
La muestra está dividida cuatro áreas temáticas: el río, los personajes, la infancia y arquitectura y urbanismo.
La primera, situada a la entrada del recinto, es la dedicada al río, es un canto a la naturaleza y a un lugar privilegiado. En ella, entre otras piezas, se exponen dos canoas históricas cedidas por el Club Naval, pinturas al óleo sobre la vida fluvial que proceden del Museo de Pontevedra, los planos originales del puente de A Barca, fotografías antiguas o un herbario con especies autóctonas del Lérez.
Treinta y cinco hombres y mujeres que dejaron en Pontevedra una «huella imborrable», se reúnen en el segundo de los espacios, dedicado a personajes de la ciudad. Son personas que «cambiaron el rumbo de la historia de la ciudad y que aún resuenan en la memoria colectiva de Pontevedra, procedentes de la literatura, la empresa, la política, las ciencias, el arte o el deporte, entre otras áreas.
La infancia ocupa la tercera de las salas, ofreciendo ochenta fotografías que registran «momentos singulares» en la ciudad, con los juegos y el deporte como nexo de unión, que suponen «tesoros muy íntimos, espontáneos o clandestinos».
La exposición termina con el espacio dedicado a la arquitectura y el urbanismo, que muestra «de dónde venimos y cuál ha sido el recorrido hasta llegar a la Pontevedra actual», desde el punto de vista de concepción de la ciudad. Se muestra planos y maquetas de diversos espacios, muchos de ellos desconocidos hasta ahora, entre ellos el pabellón de deportes, el mercado de abastos, el depósito de agua de San Mauro, los pabellones militares de Campolongo o la barriada de San Antoniño.
Este espacio se completa con un panel que reúne fotografías de elementos urbanísticos destacados de la ciudad o imágenes cedidas por Diario de Pontevedra que muestran la evolución que ha tenido Pontevedra desde el punto de vista urbanístico.