Imagina un espacio donde la realidad se entrelaza con el mundo onírico, donde la muerte y la vida se celebran en un mismo plano. Este es el universo de «Chavela, la última chamana», una obra que nos sumerge en el legado eterno de Chavela Vargas, interpretada magistralmente por Rozalén/Nita y Luisa Gavasa bajo la dirección de Carolina Román. A través de esta experiencia teatral, exploramos los rincones más profundos del alma de Chavela, donde cada recuerdo es un canto a la vida y cada canción, un mito que se torna eterno.
«Yo no me voy a morir porque soy una chamana»
Esta frase de Chavela Vargas establece el tono de toda la obra. «Chavela, la última chamana» no es solo un homenaje, es una invitación a trascender con ella. La obra comienza en un limbo, un espacio entre dos mundos donde Chavela inicia olvidando su identidad. Sin embargo, un hilo rojo la guía a través de sus recuerdos más preciados, aquellos momentos en los que «amó la vida».
Un puente entre dos mundos
La representación oscila entre la realidad y un mundo onírico, caracterizado por el realismo mágico. Los personajes, entre ellos «La Pelona», amiga de Chavela, fluyen dentro de esta puesta en escena, simbolizando la cercanía de la muerte y la presencia constante de la vida. Este equilibrio crea una atmósfera única que captura la esencia de lo que Chavela Vargas representó: una fuerza inquebrantable que desafió las convenciones de su tiempo.
El eterno retorno de Chavela
La obra nos invita a convertirnos en parte de su legado, a mirarnos en su espejo y reconocer nuestra propia eternidad. Cada noche, el mito de Chavela canta a través de la obra, canalizando su espíritu indomable y su amor por la vida. Es una celebración de la muerte entendida no como un final, sino como una transformación, un nuevo comienzo.
Un espectáculo para todos
- Duración aproximada: 1h 40min.
- Edad recomendada: todos los públicos.
«Chavela, la última chamana» es más que una obra teatral; es un viaje emocional que desafía nuestras percepciones sobre la vida y la muerte. A través de las magníficas interpretaciones de Rozalén/Nita y Luisa Gavasa, sumado a la dirección de Carolina Román, somos testigos de cómo un ser humano puede convertirse en leyenda, cómo los recuerdos y el amor por la vida pueden trascender la muerte misma. Esta obra es un tributo a la inmortalidad del espíritu humano, representado por la incomparable Chavela Vargas.
«`