Restos cobran vida en sus manos como una voz de alarma que informa del proceso de desmantelamiento de Oporto. Reproduce espacios deshabitados de forma apresurada, abandonados, donde la vida diaria cobra un protagonismo tan intenso que implica al espectador. La obra parte de la experiencia de la calle, de un realismo que cuesta creer.
Individuos con una vida que se repite, basando la existencia en una búsqueda (la del alcohol, el tabaco o la heroína) o aceptando la explotación laboral. El resultado, una instalación en la que el vídeo se mezcla con los restos de ese naufragio urbano.
Lugar: Museo de Arte Contemporáneo de Vigo, MARCO
Rua Príncipe 54, Vigo