Vive en un psiquiátrico y solo le dejan salir para tocar y hacer sus ‘cosillas’ como él mismo dice. Su música es difícil catalogarla como tal, por que realmente no sabe tocar, simplemente aporrea su guitarra mientras canta esas tonadillas que a todos los que le han escuchado les ha hecho sonreír o partirse de risa. Ahora tiene una banda llamada ‘Los que se van del bolo’ que trata de acompañarle en sus conciertos siempre que se ven capaces de seguirle. Que decir… pura irrelevancia punk.