Concierto de la banda de Chicago Wilco, en el Pazo de Urzaiz de Nigrán para presentar su disco «Cruel country», el 20 de agosto a las 21 horas.
Concierto de la banda de Chicago Wilco en Nigrán para presentar su disco «Cruel country»
La banda americana presentará su último trabajo “Cruel Country”, un disco en el que vuelven a sus orígenes y abrazan la música tradicional sin complejos.
Ya sea en ruído o en el silencio. En el suave tacto de una guitarra acústica o en la explosión eléctrica. En el sonido inconfundible del rock americano más característico o en el aroma del mejor pop. En la intimidad de un rumoreo country folk o en el cántico unido de los himnos colectivos. En el pasado glorioso de una carrera que alcanzó su clímax absoluto con “Being there”, “Yankee Hotel Foxtrot” y “A ghost is born”, o en la vuelta a la raíz de soportal y tabaco mascado de su nuevo trabajo “Cruel country”, Wilco pondrán en práctica esa teoría que Jeff Tweddy deja patente en la nota de prensa del álbum: “En el pasado fue valioso y liberador alejarnos de la etiqueta country. Nos ayudó a mantener las mentes abiertas a la inspiración que viene de cerca y de lejos«.
Tras 25 años desde su debut como Wilco, los estadounidenses decidieron volver a sus orígenes y abrazar la música tradicional sin complejos. Esta nueva versión de Wilco, otra más de un camino que ya opta a leyendas de la música americana, parece la ocasión inestimable para poder degustarlos en concierto.
No hay nada que impulse tanto el ánimo por recobrar ciertas costumbres, incluso las que ya se tenían casi por olvidadas, que una creciente sensación de imposibilidad -en este caso generada por las prohibiciones y restricciones- por poder llevarlas a cabo. Eso es precisamente lo que ha debido pasar por la mente del grupo de Chicago, Wilco, que desde el 2011 para dar forma a su disco «The Whole Love», no se reunían todos en el estudio de su propiedad, más de diez años después, cuando los seis integrantes (Jeff Tweedy, John Stirrat, Glenn Kotche, Mikael Jorgensen, Nels Cline y Pat Sansone) han compartido un mismo espacio para desarrollar juntos su música, recuperando ese espíritu de comunión. Una sinergia que si bien podría haber sido proclive a desarrollar toda el amplio imaginario sonoro conquistado en su ya extensa carrera, la decisión ha tomado el cariz opuesto, dejando apartadas composiciones en proceso de una índole más vanguardista, para dar cabida a unas por las que circulan las raíces clásicas que impulsaron el nacimiento de la banda.
Hasta 21 canciones conforman este disco doble, “Cruel Country”, donde se enfundan un vestuario basado en sombrero y botas vaqueras, eso sí, siempre confeccionados a su medida.
Estamos ante un álbum capaz de acogernos en su arrullo pero también de clavarnos sus espinas, porque las más de dos docenas de canciones funcionan como un almanaque de cicatrices -y sus posibles cuidados paliativos- propiciado por el paso del tiempo, alimento de conocimiento y cinismo a partes iguales. Utilizando el viejo rito sanador de convertir la angustia en música, el lamento generado por la observación de las heridas particulares y las batallas celebradas en la propia conciencia, superará dichas fronteras individuales para alojarse en un contexto global. Y qué mejor manera para enfrentar todos esos sentimientos de ambivalencia y desánimo respecto al territorio que les vio nacer que hacerlo entonando sus ritmos más idiosincráticos y arraigados.