Eduardo Arroyo (Madrid, 1937) es uno de los artistas españoles más importantes e influyentes de la segunda mitad del siglo XX y lo que va del XXI. Su obra se adscribe a una figuración crítica que se fundamenta en el pop art y a través de la cual mantiene un alto compromiso social y político en el que la ironía ácida suele estar presente.
Arroyo se exilió en París en 1958, y no regresaría a España hasta después de la muerte de Franco. Esta circunstancia sería la causa de que su obra no irrumpiese en el panorama nacional hasta los años 80. En los años 60 su pintura, caracterizada por una ausencia de profundidad espacial y aplanamiento de la perspectiva, y centrada en temas españoles con una mirada crítica, a veces surrealista, se aproximó a los postulados de la Nueva Figuración. Los cuatro dictadores (1963), El minero Silvino Zapico es arrestado por la policía (1967) y Caballero español (1970) son obras representativas de este periodo. De la época inmediatamente posterior a su regreso a España destacamos obras como Carmen Amaya fríe sardinas en el Waldorf Astoria (1988), Dama de Elche (1986) o Dama de Baza(1994).
Tras inaugurar una importante retrospectiva de toda su obra en la Fundación Maeght (Francia) en julio de 2017, Eduardo Arroyo presenta su última exposición, Granada, en el Centro Federico García Lorca. A partir de la reciente serie de ilustraciones (acuarelas, collages, dibujos, etcétera) para la novela La cocina del sultán, de Carlos Ballesta, Arroyo nos propone un recorrido por una amplia selección de su extenso trabajo en obra gráfica como ilustración de numerosos libros en diferentes tipos de edición. La muestra se completa con una serie de piezas que tienen relación directa con la ciudad de Granada.
