La exposición El gusto francés pretende saldar una deuda pendiente: la del análisis de la presencia del arte galo en nuestro territorio a lo largo de un período prolongado, el de mayor influencia recíproca e interrelación entre los dos países: los siglos XVII, XVIII y XIX. La extensa cronología barajada permite comprender el gusto francés como un fenómeno insertable en la categoría de la longue durée: es decir, un proceso histórico que atraviesa diversos contextos, desafía los límites cronológicos y, por tanto, abre numerosos y sugerentes vectores.