«Acisclo en 66 obras», la exposición del artista Acisclo Manzano que repasa seis décadas de su trayectoria creativa, podrá visitarse en el museo de Pontevedra del 16 de diciembre al 2 de febrero.
La exposición «Acisclo en 66 obras» que se puede ver en Pontevedra, muestra un recorrido por seis décadas de escultura del artista
La muestra del escultor ourensano reúne 66 piezas creadas desde 1959 en materiales tan diversos como madera, barro, hierro o plomo, ofreciendo un amplio recorrido por las seis décadas de escultura que integran la trayectoria del artista Acisclo Manzano, uno de los escultores gallegos más relevantes de la segunda mitad del siglo XX.
En ella, el público podrá recorrer la trayectoria creativa del artista desde el expresionismo figurativo de sus inicios hasta alcanzar casi la abstracción, a través de 66 piezas creadas desde 1959 en materiales tan diversos como madera, barro, hierro o plomo.
Muchas de las obras de madera presentes en la exposición fueron creadas de vigas recuperadas de derribos, en las que respetaba sus formas y creaba huecos para aumentar el expresionismo y representar la angustia y la soledad que veía en la sociedad.
La madera fue el primer material que trabajó y está muy presente en la exposición, al igual que el barro gallego y la arcilla de Ibiza y otros como hierro, bronce, plomo, aluminio, grafito refractario o fibra de vidrio.
La exposición está compuesta por piezas datadas entre 1959 y 2010, procedentes de museos como el Centro Galego de Arte Contemporáneo o el Museo Arqueológico Provincial de Ourense, fundaciones privadas, galerías de arte y colecciones particulares.
Acisclo Manzano inició su carrera en el Ourense de los años sesenta, junto a otros nuevos artistas de la ciudad bajo la influencia de Vicente Risco. Él les hablaba de la figura de Castelao, de la defensa de la lengua y de la cultura gallega, de la lucha por la libertad y de los movimientos de vanguardia.
A partir de ahí fue configurando su estilo, adscrito a la neofiguración expresionista, que muestra su interés por resaltar de manera especial los rostros y las manos, transmitiendo profundas emociones a través del gesto.
Además, buscó siempre conmover al espectador con la deformación corporal de las figuras para expresar la soledad, la violencia o la angustia, sentimientos humanos que en ocasiones potencia agujereando la masa.
Desde los años setenta, el barro, con el que tuvo contacto desde sus inicios, es el material con el que se siente más a gusto y el que le proporciona mayor libertad.
Acisclo modela el barro gallego y la arcilla ibicenca, el primero con volúmenes redondeados y formas compactas, como el paisaje de Galicia; mientras que el segundo le inspira torsos femeninos que le hacen imaginar los restos del arte griega.