Inspirado en la metáfora El roble y la bellota del Dr. Ira Progoff y en el cuento adaptado Sueños semilla de Jorge Bucay
Sueños boceto, de la mano del encantador de semillas, Carlos Armiño.
En el silencio de mi reflexión percibo esta última exposición de Carlos Armiño como un legado de su diario invernal, de casi 48 años de vivencias serenas, que nos vislumbran cómo el autor pasa del deseo al boceto, y del boceto al deseo, en una perfecta armonía, en un distendido diálogo con las raíces de su vida, donde prima la curiosidad por lo desconocido.
Bocetos y más bocetos, pletóricos de posibilidades, que nos muestran con sencillez la evolución de toda una vida dedicada a vivir en plena conexión con la naturaleza; bocetos que surgen, sobretodo, en periodos invernales de recogimiento, de reflexión. Ocurrencias, utensilios, artilugios, soluciones arquitectónicas, inventos muchos que se materializan. Otros muchos que suponen puro placer y diversión para el autor, que se recrea ideando y fantaseando. Sigue una idea y la persigue, la desarrolla y se adapta a los tiempos díscolos, a la diversidad de situaciones.
En las entrañas de estos bocetos se percibe el germen de un artista humilde y cercano a quien conocí fortuitamente hace ya casi 15 años. Generosamente nos abrió sus puertas y gracias a eso hemos podido disfrutar del arte, de su arte, en todas las dimensiones.
En su pequeñez, cada boceto contiene el espíritu de la escultura que será después. Cada boceto sabe cómo transformarse en escultura, cayendo en tierra fértil, cayendo en manos de un Armiño que dibuja y desmenuza cada trazo de cada boceto, sacando del mismo todo lo que tiene para dar, dialogando íntimamente, tanto con el boceto, como con la materia prima que a posteriori desmenuzará.
Cada boceto sabe cómo llegar a ser escultura
Cada boceto sabe cómo llegar a ser escultura; tantos son los bocetos como los sueños secretos del autor, que lleva una vida fantaseando y coqueteando con las raíces de lo orgánico. Esto lo transforma en algo bello que compartir, a veces funcional para la vida diaria y otras funcional para la vida espiritual.
Dentro del creador innumerables sueños esperan el momento de germinar, echar raíces y darse a la luz para morir como bocetos y convertirse en elegantes esculturas populares. Esculturas magníficas y orgullosas que nos dicen en su solidez que oigamos nuestra voz interior, que escuchemos la sabiduría de los sueños boceto y que dialoguemos con ellos para sumergirnos en el abanico de posibilidades que generosamente nos otorgan.
Los sueños boceto exposición de Carlos Armiño
Ellos, los sueños boceto, muestran a un autor atrevido cuya inquietud por seguir descubriendo es constante, ilimitada; nos muestran el camino que ha seguido con símbolos y señales de toda clase; vislumbran cada hecho, cada etapa, cada momento de su vida en evolución, siendo los sueños boceto fiel reflejo de cada una de sus épocas, entre las cosas y las personas, entre lo orgánico y lo material, entre los dolores y los placeres, entre los triunfos y los fracasos…, un Armiño siempre sumergido en la aventura de la investigación. Un Armiño que todo lo que descubre, lo comparte generosamente.
El artista saca provecho de lo que tiene, de lo que le queda, teniendo en cuenta que siempre le puede faltar algo o que siempre habrá algo que mejorar. Su secreto, la paciencia. Cada semilla germina y se transforma, y él no hace más que estar atento y participar del diálogo entre boceto y materia. Él mismo se sorprende del parecido entre lo que idea y lo que materializa. La mente, su mente boceta lo factible, transformando, a menudo, sus fantasías en acciones reales. Carlos Armiño es pues, el arte de lo posible.
Los bocetos nos enseñan a ver y escuchar al artista
Sus bocetos nos enseñan, dormidos o despiertos, a ver y escuchar al artista que se desnuda ante todos nosotros ofreciéndonos el rumbo de toda una vida paradójicamente ordenada y risueña, habiendo evolucionado como escultor y lo más importante, como persona.
Así, algún día, mientras transitamos este eterno presente que llamamos vida, la sencillez de los bocetos de Carlos Armiño se transformarán en esculturas y desplegarán sus raíces, que como alas gigantescas cruzarán el cielo, uniendo en un solo trazo su pasado y su futuro. No hay nada que temer, una sabiduría interior acompaña al autor, cada uno de sus bocetos sabe cómo llegar a ser escultura.
Carlos sigue caminando y sigue generosamente compartiendo su camino con coraje. Moviliza energías, sentimientos, emociones y visiones para llegar más allá de lo que él mismo se imagina, trascendiendo incluso sus propios límites.
En esta ocasión, consideraba que esta exposición era una exposición sencilla, sin complicaciones. Tirando del hilo se ha dado cuenta de la magnitud de la obra y de su significado. Lo que en esta ocasión nos brinda es un regalo gráfico de una vida divertida como escultor y como persona. Desde su sencillez impregna de belleza los alrededores y provoca ambientes mágicos.
Gracias Armiño por compartir tu camino, por dejarte conocer y por generosamente extender tus raíces, enraizarnos y contagiarnos tus ganas de vivir y de seguir creando. Gracias por seguir coqueteando con la vida y por seguir alimentando de curiosidad tu alma.
