Cada vez con más rotundidad el dibujo va recobrando el protagonismo, el lugar preeminente que le corresponde dentro del arte. Lejos van quedando las visiones peyorativas que trataban de esconder la destreza, el dominio y el conocimiento de las técnicas de expresión plástica. Por el contrario, y en gran medida gracias al impulso de muchos de los nuevos artistas actuales, al dibujo se le otorga hoy la misma importancia que a cualquier otro soporte, se encomia su singularidad como sostén y constructor del pensamiento artístico y se le considera obra final y acabada, y no un mero intermediario previo a la realización de pinturas, esculturas y arquitecturas.
‘El papel del dibujo’ en el Cultural Cordón
Cultural Cordón acoge del 11 de febrero al 30 de abril la exposición ‘El papel del dibujo. Colección Manuel Cabello de Alba. Dibujos españoles y europeos de los siglos XVIII-XX’, compuesta por 114 creaciones pertenecientes a más de 90 autores españoles y europeos y que supone la primera ocasión en que la excepcional colección de dibujo de Cabello de Alba se muestra al público.
Muchas de las obras que conforman la muestra son, en rigor, inéditas y desconocidas para la mayoría de los espectadores. La selección ampara variadas sensibilidades y preocupaciones formales, desde el neoclasicismo y el naturalismo al simbolismo y el modernismo, desde los trazos sueltos y ligeros de los dibujos que se asoman a las primeras vanguardias a los acabados y rotundos ejercicios de destreza académica.
Así, en la selección de la muestra están presentes las distintas escuelas y focos de España (Andalucía, Castilla, Valencia, País Vasco, Cataluña…), con autores tan representativos como Garnelo, Domínguez Becquer, Romero de Torres, Madrazo, Fortuny, Sorolla, Regoyos, Zuloaga, Torres García, Eduardo Rosales, Maximino Peña, Meifrén, Mir, Llimona, Baixeras, Ramón Casas o Mariano Benllire, hasta trazar un completo panorama de los diferentes modos de hacer y de sentir la creación artística en nuestro país.
A ellos se suman un ramillete de dibujos provenientes de Italia, Inglaterra y Francia firmados por artistas como Honoré Daumier o Paul Gavarni. Se ha apostado por abrir al máximo la relación de artistas para que cupiera un mayor número de voces: antes que concentrarse en un grupo reducido de autores, conocidos por el gran público, se opta, pues, por incorporar algunas obras maestras de artistas que fueron unánimemente reconocidos en su tiempo y que cayeron en el olvido años después.
EL CONCEPTO EXPOSITIVO. Si una idea domina el criterio que ha dado forma a esta exposición de dibujo es la de belleza. La pericia técnica, la habilidad para sintetizar, la capacidad de sugerir con unos pocos rasgos o de construir una obra compleja con un acabado ejercicio de perfiles y sombras, han determinado la arquitectura final
de la muestra.
Todos los temas, desde la pintura de historia y los ejercicios de modelado en torno al cuerpo humano, el uso y el tratamiento del color, la elaboración de ornamentos, la ilustración, la figura y sus actitudes, el retrato, los oficios, las tradiciones y muy en particular el paisaje y sus numerosas posibilidades constituyen las motivaciones del recorrido y el argumento de esta exposición.
Las diferentes secciones huyen deliberadamente de todo relato historicista, para articularse en función de conceptos estéticos inherentes al dibujo. Son capítulos abiertos en los que se entremezclan autores y géneros, como si se trataran de cuatro grandes trazos en los que, de manera muchas veces indistinta, pueden confluir unas
y otras obras.
LA COLECCIÓN MANUEL CABELLO DE ALBA. El origen de la colección de dibujo de Manuel Cabello de Alba es, en cierta manera, casual. En su apasionada búsqueda de obra perteneciente al pintor José Garnelo y Alda (1866-1944), con cuya reivindicación y defensa Cabello de Alba está comprometido desde niño, y que ha cristalizado con la apertura de un magnífico museo en la localidad cordobesa de Montilla, fueron cruzándose estos dibujos que, paso a paso, han configurado un extraordinario gabinete. Más allá de los nombres concretos, sobresale la insólita calidad de cada una de las obras, algunas de las cuales descuellan por su indudable maestría.