El Espacio Tránsito del Centro de Historias acoge la instalación “Cartografía de luz”, obra de la artista Prado Vielsa y podrá verse hasta el próximo 14 de noviembre.
Desde el 14 de septiembre y hasta el próximo 14 de noviembre, el Espacio Tránsito del Centro de Historias acoge la instalación de Prado Vielsa titulada “Cartografía de luz”.
Cartografía de la luz explora las inquietudes e investigaciones, de la artista Prado Vielsa, sobre las características, el origen y la esencia de la luz y el color, así como sus formas y las transparencias que el propio material brinda.
Prado Vielsa trabaja con soportes transparentes, tramas y fotografía, tanto en plano como en volumen. En sus esculturas, consigue transformar las imágenes añadiéndoles aire y movimiento mediante pliegues y curvas que no siguen ningún patrón, más bien surgen del diálogo que le despierta cada imagen. Prado consigue modelar los acetatos, a través de un sistema de permutaciones y combinaciones, de pliegues y giros, que articulan el espacio cenital y el vano del Espacio Tránsito del Centro de Historias. Consigue convertirlo en un espacio poético y dinámico, incluso emocional. De este modo, la pieza parece establecer un coloquio con la luz cambiante, con el vacío y con la vertiginosa altura que obliga al espectador a mirar hacia arriba, a volar con la mirada y a dejarse llevar entre los volúmenes.
Su obra es luz y color. La instalación artística cobra una potencia visual excelente, donde las gamas de azules descubren infinitos matices. Se convierte en un mapa único y peculiar de lo más interno del ser humano. La cartografía es una ciencia que atrae a Prado. Su interés en ella, ha provocado que trascienda a una parte subjetiva y anímica: la memoria y los recuerdos, las emociones, los sueños y los deseos, la parte más espiritual que todo individuo intenta fijar, en cierto modo, con sus propias huellas, sus actos, sus consejos y sus palabras.
Prado Vielsa consigue transmitirlo a través de sus cuidadas impresiones sobre acetato transparente, llenas de colores fríos con entramados repetitivos. Son tramas recogidas de sedimentos reales, pero que desde luego quieren ir más allá y ser reflejo de la espiritualidad de cada uno. Con la técnica de impresión térmica logra generar transparencias de luz, dibujo y color. A partir de aquí, la artista ya siente que puede manipular, doblar y ondular un material con el que se defiende a la perfección y con el que transmite sus inquietudes creativas de tal manera que consigue modelar la luz a través de la forma, el aire, el volumen y, por supuesto, el color.
Una vez más, Prado Vielsa, nos propone una cartografía emocional sobre la que construir deseos, sueños o realidades nuevas. Además los pliegues y formas cobran especial importancia en el espacio para el que se ha diseñado la instalación, como si de un gran origami se tratará, como si de un gran cúpula protectora surgiera sobre esta luz y convirtiera el entorno en un gran infinito donde la luz liberada desde dentro del edificio, a través de ese bucle de color, agitara los cimientos de nuestra interioridad y por tanto nuestros pensamientos.
Prado ha llevado su investigación y su reflexión en torno a la luz, el color, el volumen y las texturas, un paso más allá, al situarla en el marco de la arquitectura. El ritmo riguroso y preciso de sus plásticos en contacto con el edificio y con la luz que se desliza desde el exterior, variable en función del momento del día, consiguen una pieza enriquecedora, precisa, fresca y especial. La singularidad de esta obra reside además en que la artista juega también con la transparencia que aporta aire a la imagen. En esta instalación artística, la luz se representa con la mayor precisión posible. Se revela como luz en sí misma.