Exposiciones de verano para disfrutar este mes de agosto.
LOS SUEÑOS DEL VINO
Exposición compuesta por 20 cuadros del artista murciano Juan Miguel Ortuño que surge por la pasión del fotógrafo por el mundo del vino y la afición de imaginar objetos y utensilios relacionados con el mundo vinícola para darles otra interpretación.
Hasta el 21 de agosto en Hotel Bodega Finca de los Arandinos (Ctra. LR-137, Km 4,6. Entrena)
PLASTIHISTORIA DE LA CIENCIA
Exposición sorprendente, realizada por la Fundación Educa, que muestra la Historia de la Ciencia a través de 20 dioramas, escenografías en tres dimensiones, que representan hitos históricos, utilizando la plastilina común. Galileo, Newton o Einstein entre otros de plastilina como si de esculturas se tratase. 20 momentos significativos de la historia de la ciencia y la técnica, modelados con toda meticulosidad y rigor y que se reconocen inmediatamente. Además, se ha habilitado un espacio como taller para que, quien lo desee, realice sus propias creaciones en plastilina.
Hasta el 29 de septiembre en la Casa de las Ciencias (Calle Ebro, 1)
14 LATIDOS , “UN KINTSUGI EN LA VIÑA”
Exposición de Carlos Villoslada en la que muestra obras creadas a partir de cepas viejas y que podrán verse en el impresionante calado subterráneo de más de 300 metros de longitud y permitirá al visitante conocer más detalles acerca del comportamiento del viñedo. La muestra, creada a partir de cepas de 35 años, es un guiño a la memoria del lugar; pretende mostrar el comportamiento de la planta a lo largo de sus años, de cómo van modificándose en función del entorno, la tierra y la mano que las cuidaba. Es un recorrido en el tiempo a través de la vid como materia predominante, de los huesos de especies de nuestro entorno, de objetos que cambian de contexto, de una mirada a las fisuras, a la calma y la paciencia, al interior de la tierra, en donde las raíces se nutren y fluyen.
Hasta enero en Bodegas Carlos Moro (Camino Garugele s/n. San Vicente de la Sonsierra)
BOTÁNICA SECRETA
Exposición de fotografías de Toya Legido en la que reflexiona sobre la relación directa entre el ser humano y su entorno natural, planteando la naturaleza como contenido esencial del arte. Un cuaderno de campo imaginario, en el que a partir del trabajo con materiales botánicos –hojas y flores fundamentalmente- se construyen realidades nuevas que no existen en el mundo natural. Se difumina y pierde sentido la frontera entre la ciencia y el arte, y emerge una exposición bellísima, plena de fantasía, sutileza, intención, luz y color donde nada es lo que parece.
Hasta el 17 de noviembre en Salas 2 y 3 de La Casa de las Ciencias