Final de partida en Teatre Romea en Barcelona

Confinados dentro de una habitación con dos ventanas que los conectan a un exterior sin vida, Hamm, un inválido ciego, y Clov, su sirviente, un hombre cojo e hiperactivo, pasan el tiempo y discuten. Nagg y Nell, viejos progenitores de Hamm, que viven dentro de dos cubos de basura, los acompañan. A pesar de las adversidades, todo ello es “un puro juego en que no se habla de enigmas y de soluciones”, porque “para las cosas importantes, ya hay las universidades, las iglesias y los cafés.” Y Final de partida es teatro.