Guadalupe Plata vienen a Valladolid a presentar su nuevo disco.
Nunca una banda de blues ha sonado menos a blues cantando en castellano. Puede parecer disparatado lo que digo, por eso voy a explicarme. Hace unos años Perico de Dios (guitarra y voz), Carlos Jimena (batería) y Paco Luis Martos (bajo) desempolvaron el envite tradicional afroamericano bajo la impronta de Guadalupe Plata, un trío que ni buscaba romper las reglas de un género incorruptible ni trascender más allá de la simple querencia por los patrones clásicos. Aparecieron sin apelar a la originalidad y sin poner a la vista su exquisito surtido de referentes estéticos; paradójicamente sonaban veraces y contemporáneos sin necesidad de disfrazar el discurso con el tipo de interés bursátil donde cotizan la mayoría de las bandas independientes nacionales. Un EP y un larga duración editados en 2009 y 2011 respectivamente, ambos artefactos presentados con el nombre del grupo como único crédito, sirvieron como acicate para que el grupo acabara recorriendo tantos kilómetros, que cuesta encajar la manera en la que sus cuatro miembros (incluyo a Toni Anguiano, el irreductible mánager) pueden llegar a tener hoy vida privada más allá de una furgoneta.
Probablemente motivados por una inevitable necesidad exploratoria, los Plata han seguido trenzando durante éste último año otro trabajo con los mimbres de siempre, aunque esta vez hagan gala de un distintivo nuevo giro de muñeca. En pleno año de debacle económica, los andaluces vuelven con otro álbum sin título, defendiendo que lo suyo es lo vintage. Aunque yo no me trago todo esto tan a pelo. Y es que ellos podrán citar a Skip James, John Fahey y Elmore James, tirar del bootleneck y el slide o tratar de embaucarnos defendiendo que lo suyo es el blues añejo y destartalado. Pero no se trata de algo tan simple, porque lo que se traen entre manos los de Úbeda es algo mucho más evolucionado, psicodélico y transgresor de lo que podría llegarnos a rebufo de sus primeras grabaciones o de sus fijaciones personales. La suma de esa incorrección formal, el impredecible mejunje costumbrista, la hipnótica templanza y ese humilde discurso personal que les caracteriza, rubrican la propuesta de una banda con antecedentes, sí, pero, sin ningún coetáneo con el que podamos realizar comparaciones. Estos tíos son únicos, sobre el escenario, en el estudio o de copas un martes de madrugá en cualquier bar del extrarradio.
Lugar: Sala Porta Caeli Global Music
Calle Mariano de los Cobos, 1