Ignatius Farray en la Cochera Cabaret de Málaga. El ‘Andy Kaufman español’ no deja indiferente a nadie cuando sale al escenario. Es capaz de llevar la broma hasta el extremo demostrando que el humor es, en muchas ocasiones, cuestión de actitud. Ignatius Farray (Granadilla de Abona, Tenerife, 1973) ha convertido en un género propio su grito sordo, algo que empezó como un tic en el colegio y se ha convertido en su carta de presentación.
Fan de Faemino y Cansado y Stewart Lee, Juan Ignacio Delgado Alemany (se llama Ignatius en homenaje al protagonista de ‘La conjura de los necios’), se forjó en los comedy clubs del Soho londinense. Al regresar de la capital británica, hizo las pruebas para Paramount Comedy y conoció al resto de integrantes de ‘La Hora Chanante’. Desde su primer monólogo en 2003 en ‘Central de Cómicos’, sus gritos guturales, sus gestos y sus desconcertantes barbaridades, perfectamente planificadas, han dejado huella. También ha participado en el late-night ‘Noche Sin Tregua’.
Aunque le comparen con Richard Pryor, sus referentes reconocidos trascienden del género del humor, desde la excentricidad del pianista de jazz Thelonious Monk, hasta la “comedia sublimada” de Luis Buñuel o los monólogos de William Shakespeare en ‘Ricardo III’.
El tinerfeño ensaya hasta el extremo para acabar quedándose al desnudo ante el escenario. Su objetivo es casi obsesivo: eliminar cualquier rastro de técnica para hacer de su comedia algo operístico y visceral. Mitad niño, mitad bestia, es el cómico en busca del espectáculo total.
Por si no fuera poco, Ignatius ha dirigido cortometrajes, ha formado parte del equipo de ‘Muchachada Nui’ (TVE) y recorre los bares y teatros de España buscando cruzar la línea y provocar el máximo de reacciones entre la gente.