De luz y sangre es el proyecto expositivo que el artista Juan Uslé (Santander, 1954) ha concebido específicamente para este singular espacio que es la Sala Verónicas. El fuerte carácter de esta iglesia barroca desacralizada ha sido determinante para detonar el interés de Uslé en profundizar y sacar a la luz (nunca mejor dicho) determinados aspectos de la tradición española -fuertemente marcada por la religión católica-, de la historia de la pintura y, por supuesto, de su experiencia autobiográfica. La exposición se podrá visitar el 23 de abril de 2022.
Juan Uslé
Pintor devoto de la abstracción (entendida como un empeño personal de reducir las cosas a su mínima esencia o noción), la pintura y la fotografía vuelven a ser sus instrumentos fundamentales. El eje vertebrador de esta muestra está constituido por 13 pinturas de gran y pequeño formato y 27 fotografías; bien integradas en 6 contundentes polípticos que actualizan el concepto de retablo (dispuestos estratégicamente en las capillas laterales, el crucero y el altar mayor), bien dispuestas en un diálogo tan silencioso como elocuente (en el coro bajo).
Sin embargo, en esta ocasión, obligado es destacar la presencia de dos elementos de escala monumental especialmente significativos: una instalación fotográfica compuesta por una tarima de 10x2x0,60m. y 425 imágenes, y una columna salomónica de nueve metros de altura. Mientras la primera recorre longitudinalmente la nave central, la segunda se eleva giróvaga hacia la bóveda de la cúpula de la iglesia.
Para la realización de este proyecto, Uslé estuvo recorriendo durante pretéritas semanas estivales diferentes museos, iglesias, monasterios y ciudades tomando miles de fotografías (más de cuatro mil quinientas). El Museo del Prado, la Colección Thyssen, la Academia de Bellas Artes de San Fernando, Granada, Sevilla y Murcia… Fragmentos fotográficos de cuadros, retablos, murales de distintas etapas históricas que culminaron en el Barroco. Obras de autores consagrados, otros menos conocidos y hasta algunos injustamente olvidados.
El binomio, la dualidad, la dialéctica ya presente en el título, se despliega en diferentes ámbitos a lo largo, ancho y alto no sólo del espacio arquitectónico (zona pública, compuesta, luminosa/espacio privado, único, oscuro). Pintura como materia, como abstracción, como expresión individual. Fotografía como registro de luz, como figuración, como comunicación social.
Luz origen de la vida, conocimiento, iluminación ambiental y mística. Sangre continuidad de la vida, pasión, sacrificio y martirio. Los excesos del Barroco han sido el fértil caldo de cultivo sobre el que se han articulado todas y cada una de las partes de esta exposición/instalación. Siglo de Oro de innegables brillos y oscuras vergüenzas, de opulencias y decadencias, de reformas y contrarreformas, de luz y sangre.
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