Hasta el 5 de septiembre de 2021 en el MACA, Museo de Arte Contemporáneo de Alicante.
Teniendo en consideración que en 2021 el Museo de Arte Contemporáneo de Alicante celebra su décimo aniversario, que cuando abrió sus puertas lo hizo dedicando una planta a la Colección Juana Francés legada a este museo por la artista a su fallecimiento, y teniendo en consideración que la revisión de su obra se plantea como una exigencia contemporánea, proponemos la exposición de una parte significativa de la obra de Juana correspondiente a las etapas informalista y surrealista. Las tierras y las cajas que abarcan un periodo desde 1957 hasta 1979.
JUANA FRANCÉS
Atravesando la materia de improviso
Juana Francés de la Campa (Alicante, 1924 – Madrid, 1990) es una de las artistas más contundentes del panorama artístico español de la segunda mitad del siglo XX. Había muy pocas mujeres en primera línea de vanguardia pero ella siempre estuvo allí, con personalidad propia, atenta a las preocupaciones plásticas de una generación de artistas que revolucionaron el arte, impulsados por una situación política, social y cultural coercitiva.
La pintura de Juana desprende un rumor insistente: un profundo desasosiego, una angustia que aflora en todas sus obras. Ya sea por el tema, por la composición, por el gesto, por la materia o por el color, la pintura de Juana Francés está envuelta en una atmósfera irrespirable. Son obras duras, complejas, comprometidas y asfixiantes… pero de una gran calidad pictórica que destacaron entonces en las más importantes bienales y exposiciones internacionales del arte español contemporáneo. Juana contaba con el reconocimiento nacional e internacional. La historia del arte la ha olvidado después. Y es necesario recuperarla.
Juana Francés realizó en 1990, un acto de generosidad con la ciudad de Alicante. A su muerte donó su colección a los museos de cuatro ciudades españolas: Zaragoza, Madrid, Valencia y Alicante. Así fue y hoy, el Legado Juana Francés pertenece a los fondos del Museo de Arte Contemporáneo de Alicante para disfrute de todos.
- Me interesa la materia como medio, 1956-1963
A mediados de los años 50, se aventura en una de sus etapas más fructíferas: el informalismo matérico. Una investigación pictórica que le llevó a formar parte (siendo la única mujer), del grupo El Paso, colectivo de gran importancia en el panorama artístico español de mediados del siglo XX. A esta época pertenecen una serie espléndida de obras arriesgadas donde los grises, sienas y tostados, los colores de la tierra, y el negro o el blanco, regado o goteado, conviven con la materia trabajada con una manifiesta violencia gestual, creando composiciones dinámicas, abiertas y expandidas. Al principio son arenas y tierras de distintos grosores para poco después, incorporar materiales de desecho y fragmentos de la naturaleza: objetos encontrados, trozos de ladrillo, cerámica, vidrios, etc. configurando unos collages naturalistas cercanos a los planteamientos dadaístas o al arte povera.
- ¿Somos ya robots o empieza la función? 1963-1979
En las últimas pinturas informalistas se adivinan ya una formas humanoides que pronto se convertirán en rostros monstruosos, configurados por una masa pictórica en la que se van incorporando fragmentos de objetos: anteojos, esferas de reloj, piezas de radio, tuercas, enchufes, bujías, cables, etc. a modo de ensamblajes tecnológicos. Cabezas alojadas en cajas como si fueran ventanas, en edificios y escenarios urbanos, que aprisionan a unos seres con patas o ruedas. Son los rotópedos, protagonistas absolutos de unas obras que crecen en tridimensionalidad para expresar la incomunicación de la contemporaneidad y del progreso técnico.
Los irónicos títulos de estas obras evocan la soledad del ser humano arrollado por las mismas fuerzas que él mismo ha creado. Es para Juana, un periodo de madurez artística donde subyace la crítica a una sociedad que todo lo numera y archiva, donde la persona, cosificada, experimenta una profunda soledad en el inmenso griterío del mundo en que vivimos.