Pep Antón Gómez presentará su obra en el Teatro Circo Murcia entre los días sábado 28 a las 21:00 horas y el domingo 29 de octubre a las 19:00 horas respectivamente.
Precio de entradas: 19€, 25€, 29€
‘La comedia de las mentiras’ narra, desde la diversión y el humor, una historia de amor en la que las mentiras a veces van muy bien para ser feliz. La historia se desarrolla en Atenas, dos hermanos, Hipólita y Leónidas, están enamorados, ella de Tíndaro y él de una joven flautista llamada Gimnasia. Pero ni Tíndaro ni Gimnasia son las parejas ideales que el padre de Hipólita y Leónidas había pensado para sus hijos.
El padre, un avaro comerciantes de vinos, paños y liras, se encuentra de viaje de negocios y ha dejado a cargo de la casa a su hermana Cántara, la tía solterona que lleva más de cuarenta años esperando a Filemón, su amor de juventud, que un día salió a comprar higos y ya no volvió.
Hipólita quiere fugarse con Tíndaro, no sin antes conseguir la dote que su padre se niega a pagar y piensa conseguirlo mintiendo. Leónidas quiere fugarse con Gimnasia porque un tal Degollus, general macedonio, la ha comprado para su uso y disfrute, y pretende llevársela y, al igual que si hermana Hipólita, piensa conseguirlo mintiendo.
Calidoro, esclavo que ha cuidado y ha visto crecer a los dos hermanos y pretende ayudarlos piensa conseguirlo mintiendo. Mientras tanto, Cántara, después de tantos años de abstinencia, se echa el mundo por montera y se enamora de un jovencito llamado Titinio, que en realidad no se llama Titinio, porque Titinio miente. Y aparece Degollus, que tampoco resulta ser quien dice ser, porque, claro, él también miente.
Y a todas estas mentiras, sumémosles muchos piratas, y un viejo llamado Póstumo, y a Tiberia, siempre fisgona y rabiosa, y una madre misteriosa, que no se sabe muy bien qué fue de ella, y unos cuantos chipirones, y peras, muchas peras, y los maravillosos versos de Safo, y todavía más mentiras. Mentiras todas ellas urdidas para que la sangre no llegue al río y triunfe el amor. Ah, y para que Calidoro, pobre, no acabe recibiendo los palos como siempre. Aunque, ya se sabe que, siendo esclavo, no va a ser fácil.