Con esta obra, Juan, aventamos tus cenizas, con la esperanza
de que germinen en el corazón de quien contemple.
In Memoriam Juan de La Zaranda, 1954-2013
Estos destinos que acaban el peregrinar de sus vidas, fueron depositados
como órganos deteriorados en este geriátrico aséptico, sin más esperanza que
la sedación paliativa que los desintegre en la nada.
Los tratamientos, las sesiones de rehabilitación y terapias (entre ellas las artes como ejercitación corporal o entretenimiento) ocupan rutinariamente el ocaso de sus días.
Sin embargo de esas vidas reducidas a mecanismos orgánicos no han podido abolir totalmente la contraindicación de soñar. Y algunos deciden desertar de la defunción medicamente certificada, intentando una escapada más allá del horizonte material que clausura su tiempo, emprendiendo un arriesgado viaje hacia la libertad perdida, que les hace recuperar la fe como dimensión humana. Vivir en la intemperie del alma.