Con LIBERXINA, Pop y nuevas prácticas artísticas, 1966-1971, el Museo Nacional de Arte de Cataluña comienza una serie de exposiciones centradas en una lectura analítica del arte catalán de la postguerra. Esta primera muestra nos acerca a las propuestas que se produjeron en Cataluña durante la segunda mitad de la década de los años sesenta del siglo xx. Las creaciones reunidas compartían los ideales de renovación generacional y revolución que estallaron en diversos núcleos internacionales. Se trata de un periodo poco definido por la historiografía, entre el ocaso del informalismo y la irrupción de lo conceptual. Es el momento de la emergencia del Pop Art y la Nueva Figuración. Pacifismo, revolución sexual, crítica al capitalismo, exploración sin límites de la creatividad individual son algunos de los retos fundamentales que pusieron de manifiesto estos artistas, a los cuales se añade la resistencia al contexto específico del franquismo.
Así, destaca la figuración con intención política de Francesc Artigau o Robert Llimós, acompañados de los valencianos de Equipo Crónica; la iniciativa de Estampa Popular; la psicodelia de Antoni Porta (Evru); el arte pobre de Antoni Llena; experimentos como la obra de vídeoarte ‘Primera muerte’ (1969), del Grup del Maduixer; las ‘performances’ de Antoni Miralda, Jaume Xifra, Benet Rosell o Joan Rabascall; o las aspiraciones de artistas como Norman Narotzky o Amèlia Riera que asumen los nuevos problemas sociales y estéticos.