Aunque su faceta de mago es muy conocida por sus intervenciones televisivas, lo cierto es que siempre que se sube al escenario Luis Piedrahita lo hace como monologuista. Una de sus últimas ocurrencias se llama Es mi palabra contra la mía y supone una divertida e ingeniosa reflexión sobre por qué nadie está contento con lo que le ha tocado. Analizando el humor cotidiano del día a día, saca temas como las cejas de las señoras mayores, el miedo al baño ajeno o las mudanzas de los rascacielos. Un show sobre el descontento y la memoria que deja claro que la risa es la mejor manera de sobrellevar la vida.