Después de haber rechazado interpretar Carmen en alguna ocasión, María Pagés se enfrenta a uno de sus grandes retos: defender desde el arte a este personaje femenino universal, huyendo del mito de mujer fatal dibujado por el propio Mérimée. Así, Yo, Carmen se convierte en una aventura llena de emoción donde las mujeres se muestran fuertes, inteligentes, pasionales y rebeldes frente a los cánones sociales. Mujeres que hablan de amor, maternidad y libertad frente al machismo. Todo ello a través de diez cuadros con un gran cuerpo de baile y siete músicos en directo. A lo largo de su carrera, la coreógrafa y bailaora sevillana María Pagés se ha curtido en compañías como las de Antonio Gades y Mario Maya, el Ballet de Rafael Aguilar o el Ballet de Maria Rosa. Desde 1990, cuenta con una compañía propia con la que ha alcanzado el reconocimiento mundial por su personal concepto estético del arte flamenco.